par Manlio Dinucci
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L’Otan, qui s’est autocélébrée avec le Sommet de Chicago, a 63 ans, mais ne les fait pas : sur sa nouvelle carte d’identité elle a vingt ans. Pendant la guerre froide, écrit-elle dans son autobiographie officielle, elle ne mena aucune opération guerrière, mais se limita à « assurer la défense de son propre territoire contre la menace du Pacte de Varsovie ». Elle ne dit pas cependant que celui-ci fût formé six ans après l’Otan. C’est avec la fin de la guerre froide, à la suite de la dissolution du Pacte de Varsovie et de l’URSS en 1991, que l’Otan renaît à une nouvelle vie. En gardant quand même sa marque : le commandement USA. En juillet 1992, elle lance sa première opération de « réponse aux crises », la Maritime Monitor, pour imposer un embargo à la Yougoslavie. Dans les Balkans, entre octobre 92 et mars 99, elle conduit onze opérations aux noms évocateurs (Deny Flight, Sharp Guard, Eagle Eye et autres). Le 28 février 1994, pendant la Deny Flight en Bosnie, l’Otan effectue la première action de guerre de son histoire. Ce faisant elle viole l’article 5 de sa propre charte constitutive, puisque l’action guerrière n’est pas motivée par l’attaque d’un membre de l’Alliance et est effectuée en-dehors de son aire géographique. On arrive de cette façon à l’opération Allied Force, lancée le 24 mars 1999 : pendant 78 jours, en décollant surtout de bases italiennes, 1.100 avions, pour 75% étasuniens, effectuent 38mille sorties, en larguant 23mille bombes et missiles sur la Yougoslavie. La même année, le Sommet Otan de Washington autorise les pays membres à « conduire des opérations de riposte aux crises non prévues par l’article 5, en dehors du territoire de l’Alliance ». Et l’Otan commence son expansion à l’Est, englobant en 1999-2009 neuf pays de l’ex Pacte de Varsovie, dont trois de l’ex URSS, et trois de l’ex Yougoslavie. Sans plus de limites, l’Alliance née comme Pacte de l’Atlantique Nord arrive sur les montagnes afghanes : en août 2003, par un coup de main, l’Otan prend « le rôle de leadership de l’Isaf, force qui a un mandat ONU ». Commence ainsi « la première mission hors de l’aire euro-atlantique dans l’histoire de l’Otan ». En 2004, elle entre en Irak, officiellement pour une « mission d’entraînement ». Elle étend enfin ses opérations en Afrique : en 2005 au Soudan, en 2007 en Somalie, en 2009 dans la Corne d’Afrique et dans l’Océan Indien. En 2011 c’est le tour de la Libye : dans l’opération Unified Protector, l’Otan effectue (selon ses déclarations) 9.700 missions d’attaque aérienne, dans lesquelles sont larguées 7.700 bombes de précision afin de « faire tout son possible pour minimiser les risques contre les civils ». A présent l’Otan prend pour cible la Syrie et l’Iran, mais avec la Russie et la Chine en arriere-plan. Dans sa « conquête de l’Est », elle est arrivée au bord de la Chine, en Mongolie, avec laquelle elle a lancé il y a deux mois un « Programme individuel de partenariat et de coopération ». Comme sur les 28 pays de l’Alliance cinq seulement se trouvent sur la façade atlantique nord, on est en train, à Bruxelles, de penser à un changement de nom : certains proposent « Alliance Trans-Atlantique ». Mais celui-ci aussi est restrictif puisque, dans le sillage des Usa, l’Alliance s’étend désormais à la région Asie/Pacifique. Ainsi l’Alliance se renouvelle-t-elle, en s’abreuvant à la source de sa jeunesse : la guerre.
Edition de mardi 22 mai 2012 de il manifesto Traduit de l’italien par Marie-Ange Patrizio
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Archive for 23 de mayo de 2012
L’art de la guerre: L’éternelle jeunesse de l’Otan
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«Tù no eres mi amigo»
14 de diciembre de 2011, por Cristòbal Danilo Campos Aveillé
Tù no eres mi amigo, por haber nacido en Calì Colombia, paìs caribeno, latinoamericano, como mi Cuba amada, por amar la salsa y el ron Habana Club, por despreciar el Bacardì y denunciar las patranas, contra la esperanza de ese otro mundo posible, que se vislumbra en los paìses del Alba. Tù no eres mi amigo, por ser un disidente del capitalismo opresor, estando al lado de los humildes como yo, denunciando con el filo de tus letras las injusticias, en este mundo unipolar, al no claudicar ante los (…)
Al periodista colombiano Hernando Calvo Ospina se le niega la nacionalidad francesa
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Por ser pro-cubano y criticar a Francia
Al periodista colombiano Hernando Calvo Ospina se le niega la nacionalidad francesa
Miércoles 14 de diciembre de 2011, por Santiago Alba Rico
Todas las versiones de este artículo: [Español] [français] [français] [italiano] [Português do Brasil]
Santiago Alba Rico. Rebelión*
La grandeza de una nación se revela en sus gestos pequeños; sus miserias también. Los grandes gestos de Francia revelan muy poca grandeza: apoyo a dictadores, bombardeos de países, activa complicidad en el golpe de Estado del Banco Central Europeo. En cuanto a los gestos pequeños no indican sino una diferencia de grado o de escala. Es lo que el filósofo Leibniz llamaba una “mónada”, elementos mínimos de los que se compone la realidad y “que reflejan el todo en armoniosa concatenación de percepciones”. Lo más grande y lo más pequeño están unidos por una coherencia sin cortes ni fisuras; es decir, cuando se es injusto, se es injusto en todos los lugares y en todos los niveles.
Acabamos de enterarnos de una de estas mónadas de escandalosa coherencia. Todos los lectores de Rebelión conocen a Hernando Calvo Ospina, uno de los más comprometidos y rigurosos periodistas de investigación, colaborador habitual de Le Monde Diplomatique y autor de algunos imprescindibles trabajos sobre la guerra sucia en Colombia, el terrorismo anticubano o las operaciones de la CIA en América Latina. Hernando Calvo Ospina, nacido en Cali (Colombia) en 1961, estudiaba periodismo en 1985 en la Universidad Central de Quito cuando fue detenido y hecho desaparecer por un operativo colombiano-ecuatoriano. Torturado y encarcelado en el penal García Moreno, fue liberado sin cargos a finales de diciembre de ese año y, tras una breve estancia en Perú, llegó a París en marzo de 1986, donde las autoridades francesas, conscientes de la persecución de que era objeto por parte de uno de los Estados más violentos del mundo, le concedió el estatuto de refugiado político. Desde entonces vive y trabaja en Francia; allí ha tenido dos hijos con una ciudadana francesa y desde allí mantiene su compromiso ético, periodístico y político con las luchas de los pueblos latinoamericanos, atento particularmente a la dolorosísima situación en Colombia. Su trabajo periodístico y político le ha convertido en objeto de vigilancia por parte no sólo del gobierno de su país sino también del de los EEUU. Por muy difícil de creer que resulte, el 19 de abril de 2009, en efecto, el avión de Air-France en el que viajaba a México fue desviado en el aire por orden de la CIA para evitar que sobrevolase el espacio aéreo estadounidense (http://www.rebelion.org/noticia.php…, http://www.rebelion.org/noticia.php…).
Pues bien. A Hernando Calvo Ospina se le acaba de negar la nacionalidad francesa, según carta firmada por el ministerio del Interior francés cuyo original y traducción reproducimos más abajo. Como puede comprobarse tras su lectura, el funcionario no hace el menor esfuerzo por disfrazar bajo tecnicismos o florituras las razones de su decisión. Es bien preocupante que los motivos alegados sean abiertamente políticos, pero más preocupante es, si cabe, que estos motivos sean los mismos que justificaron, hace 25 años, su acogida en Francia en calidad de refugiado político: el hecho, en definitiva, de que Hernando Calvo es un “disidente”. En Francia, ¿se puede ser un disidente colombiano pero no un disidente francés? En Francia, cuna de la Revolución y Les Lumieres, ¿no se puede ser al mismo tiempo crítico, comprometido, comunista y francés? Veamos los inquietantes argumentos esgrimidos por las autoridades del Servicio Encargado de Naturalizaciones:
Hernando Calvo Ospina no merece ser francés porque, según el escrito, “ mantiene relaciones con la representación diplomática cubana en Paris”. Huelga decir que también las autoridades de París mantienen relaciones con la representación diplomática cubana en París.
Hernando Calvo Ospina no merece ser francés porque “reconoce sus relaciones con la legación cubana en Paris, su afinidad con la ideología castrista, e igualmente su sensibilidad respecto al combate proseguido por las FARC, algunos de cuyos miembros ha encontrado con ocasión de sus actividades de periodista”. Aunque Francia mantiene relaciones diplomáticas con Cuba y aunque no está prohibido declararse “castrista” en París (y miles de franceses confiesan todos los días su simpatía hacia Cuba y su revolución), Francia se comporta como Colombia y criminaliza la “sensibilidad” de un ciudadano. Pero criminaliza también la actividad de un periodista. Hernando Calvo Ospina ha entrevistado a decenas de personas a lo largo de su carrera, también a algunos delincuentes: a miembros del Cártel de Medellín, por ejemplo, para elaborar su investigación sobre Pablo Escobar; o a Ornaldo Bosch y otros terroristas ligados a Miami para su libro ¿Disidentes o mercenarios? Al identificarlo con las FARC, el ministerio del Interior francés se comporta de nuevo como el gobierno colombiano (frente a cuyas amenazas Hernando Calvo es precisamente refugiado político en París), mediante una lógica que el propio periodista ha denunciado muchas veces y que ha llevado a tantos abusos y asesinatos en su país. En un artículo titulado Para ser guerrillero y terrorista publicado en Rebelión el 14 de septiembre de 2010, Hernando Calvo recordaba cómo se convierte uno en miembro de las FARC en Colombia: “doy fe”, dice “de que “ser” guerrillero colombiano es simple. La clave: por algún medio informativo exprésese objetivamente sobre el gobierno o algún otro ente estatal. Demuestre que los servicios de seguridad, fuerzas armadas y sus paramilitares torturan, asesinan y hacen desaparecer a indefensos ciudadanos por miles, haciéndolos pasar por guerrilleros. Insista en mostrar las tantísimas pruebas que hacen de muchísimos representantes de ese Estado honorables narcos paramilitares. También sirve que exprese sus deseos de una paz con dignidad para todos los colombianos, o la necesidad de un diálogo con la guerrilla. Ya con esto es más que suficiente”. (http://rebelion.org/noticia.php?id=…). En Francia, al parecer, también.
Hernando Calvo Ospina, finalmente, no merece ser francés porque en 2003 “criticó seriamente la política extranjera de Francia” respecto de Cuba. La condición para llegar a ser francés es, por tanto, que uno no haya criticado ni vaya a criticar a Francia. Es decir, la condición para llegar a ser francés es el compromiso de no imitar a Zola, Sartre, Foucault, Bourdieu, Aragon, Vidal-Naquet y un largo etcétera de grandes intelectuales cuyas denuncias de la política francesa a lo largo de la historia constituyen la verdadera grandeza de Francia.
La noticia del rechazo a la concesión de la nacionalidad francesa a Hernando Calvo Ospina ha provocado la inmediata protesta y solidaridad de sus compañeros de Le Monde Diplomatique, de la editorial francesa donde publica sus libros (Les temps de cerises ) y de la Asociación Francia-Cuba. Esta decisión del gobierno francés es, sin duda, un signo pequeño, pero las flechas también son pequeñas y, bien dirigidas, hieren y matan. Es una flecha más que indica certeramente la “colombianización” creciente de Europa y la criminalización irresistible de todos aquellos que luchan por introducir un poco de verdad y de razón en un mundo atroz. Hernando Calvo Ospina, que estuvo a punto de perder la vida, no va a llorar la pérdida de la nacionalidad francesa, pero él sabe -como sabemos nosotros- que una misma lógica puede presidir el paso de una pérdida a otra. Hernando Calvo es “terrorista” en Colombia y ahora también, oficialmente, “terrorista” en Francia. Señalado, amenazado, criminalizado por los enemigos de la paz en su país, ahora el mismo documento francés que le niega un pasaporte de esa nacionalidad certifica su condición semidelictiva y da la razón a sus torturadores de antaño. No hay nada que hacer; esa lógica es implacable y se impone al margen de la voluntad, como bien expresa el propio Hernando Calvo, con amargo humor, en las últimas líneas del artículo arriba citado: “porque usted no es guerrillero de armas, pero tampoco de tribuna u oficina y ni de papel. Porque quizás nunca ha querido serlo, así entienda sus luchas. O lo que es el colmo: así esté en contra de ellas. Sólo porque usted cree en la democracia, pero no en esa que han armado los que deciden quienes “somos” guerrilleros o terroristas”.
Si se cree en la democracia, tampoco se puede ser francés.
* http://www.rebelion.org/noticia.php…
TEXTO EN ESPAÑOL DEL DOCUMENTO DE DENEGACIÓN DE LA NACIONALIDAD:
Ministerio del interior
Rezé, el 22 de septiembre 2011
Señor,
Usted ha presentado una petición para adquirir la nacionalidad francesa. Después de haber examinado su dossier de naturalización, he decidido rechazar su petición, en aplicación del artículo 49 del decreto n°93.1362 del 30 de diciembre 1993.
En efecto, resalta de los elementos de su dossier que Ud. mantiene relaciones con la representación diplomática cubana en Paris, y por otra parte, con las Fuerzas armadas revolucionarias de Colombia (FARC). Por esas dos razones, hace parte desde 2009 de una lista americana de personas a quienes se les prohíbe sobrevolar el espacio aéreo de EEUU.
Por otro lado, Ud. reivindica las declaraciones virulentas que ha sostenido contra Francia. En 2003, ha escrito en un cotidiano cubano que “la diplomacia francesa juega con candela”, criticando seriamente la política extranjera de Francia en su alineamiento sobre las medidas de retorsión tomadas por la Unión europea hacia el régimen castrista.
Observo que Ud. reconoce sus relaciones con la legación cubana en Paris, su afinidad con la ideología castrista, e igualmente su sensibilidad respeto al combate proseguido por las FARC, algunos de cuyos miembros ha encontrado Ud. con ocasión de sus actividades de periodista, grupo calificado de terrorista por la posición común del Consejo de la Unión europea 2001/931/PESC, actualizada por última vez el 13 de julio del 2010.
Dadas las relaciones que Ud. mantiene con la representación diplomática de un país extranjero y su proximidad con un grupo calificado de terrorista, su lealtad hacia nuestro país y sus instituciones no está comprobada. En consecuencia, no me parece oportuno otorgarle el favor que solicita.
Original del texto del Ministerio del Interior francés:
Agentes de EE.UU. impiden de nuevo a periodista colombiano de abordar aviòn con destino a Cuba en el aeropuerto de Madrid
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Agentes de EE.UU. impide de nuevo a periodista colombiano de abordar avión con destino Cuba en el aeropuerto Madrid
¿Qué derecho tienen los agentes de las distintas instituciones estatales estadounidenses para impedir a ciudadanos de diferentes países a viajar?
Esa es la pregunta que nos hacemos cuando leemos el increíble caso sobre la suerte del intachable colega Hernando Calvo Ospina. Fue impedido de nuevo cuando iba a viajar, no USA, sino a la Habana, Cuba. El vuelo de Air Europa pasaría unos minutos por el espacio estadounidense para después regresar al espacio internacional. Es suficiente para impedir un pasajero abordar el avión.
Pero lo que es más preocupante, sobre todo para un europeo en general y un español en particular, es el estado de subordinación en que se encuentran los gobiernos y estados europeos. Ya no solamente la CIA hace viajes clandestinos con presos políticos, manteniendo cárceles clandestinas en territorio europeo, ahora los que deciden quienes podrán viajar en vuelos internacionales son los agentes de la CIA, no las autoridades migratorias de los estados que otorgan visas para una persona que quieren visitar otro país. Este es el caso de Hernando, con lo cual nos solidarizamos.
Dick Emanuelsson, reportero en America Latina que todavía no tiene obstáculos. . .
Nuevamente se me prohíbe subir a un avión… ¿Y la soberanía de España?Por Hernando Calvo Ospina*
El domingo 6 de mayo pasado, al registrarme en el aeropuerto de Paris me dijeron que había un problema informático con el vuelo de Air Europa, que cubría Madrid-La Habana. Por tanto, apenas llegara a la capital española se me entregaría la tarjeta para abordar.Llegué al aeropuerto de Madrid, Terminal 3. Fui al punto de información de Air Europa. Ahí, después de una llamada, me dijeron que debía ir hasta la Terminal 1, donde me darían la tarjeta. Caminé hasta allá. Me presenté a una taquilla. Me enviaron donde una joven, la cual realizó dos llamadas. Faltaban 40 minutos para las tres de la tarde.
El mismo tiempo para que el avión partiera. Al insistirle a la mujer por mi tarjeta de embarque, me dijo que yo debía “esperar a la persona de la embajada”. Extrañado, le pregunté que cuál persona, de qué embajada. Sin mirarme y sin amabilidad, me repitió que debía esperar “a la persona de la embajada”. Esperé.Al fin la vi llegar con un hombre alto, de lentes, un poco grueso, trigueño, con más de cincuenta años. Me dijo, él, en voz baja, que le permitiera el pasaporte. Al creerlo parte de Air Europa se lo entregué.
Pero inmediatamente noté que tenía acento latino, y le pregunté: “¿quién es usted? ¿Se puede identificar?”. Me mostró rápidamente un carnet que llevaba agarrado en la cintura, pero que una especie de chaqueta escondía. El nombre que me dio era castellano. “Soy de la embajada de Estados Unidos de América”, me precisó.Sorprendido ante esa frase, le dije que me devolviera mi documento porque él no tenía ese derecho estando en España. Con una voz calmada, me pidió el favor de no discutirle, o hacerle un escándalo porque yo podía crearme un problema innecesario. La mujer de Air Europa se había retirado desde un comienzo.
Sabiendo en qué arena me estaba moviendo, lo dejé ver y re-ver mi pasaporte. Se hizo aparte, llamó y, en inglés, dio mis datos. Luego, amablemente, me llamó para preguntarme en donde estaba mi pasaporte colombiano. Le respondí que hacía 30 años no viajaba con un documento de mi país de origen. Y que si ese documento que tenía en sus manos era francés, era porque Francia me lo había otorgado. Seguidamente quiso saber cuántos años tenía de casado, el nombre de mi esposa e hijos. Le contesté, con mucha cortesía, que él no tenía autoridad para que yo le respondiera eso. Que no se olvidara que él estaba en España.
Y que lo mejor era que llamara a su embajada en París, donde sabían más de mi vida que yo mismo.Después de hablar otros minutos más por teléfono, escribir algo en el mismo, y hacer anotaciones en un viejo cuaderno, vino hacia mí. Poniendo cara de apenado, me dijo que no podía irme en ese vuelo porque el avión sobrevolaría, por unos minutos, territorio estadounidense. Y yo estaba “en una lista de personas peligrosas para la seguridad de su país». Sencillamente, y con una sonrisa, le agradecí la información y hasta la decisión. Aunque poco de novedosas tenían. (1)Quise preguntarle por qué su gran imperio siente temor ante mí, un simple periodista y escritor, cuando ni una escopeta de caza sé manejar y le tengo temor al estallido de un “buscapiés”. Pero preferí volverlo a mirar a los ojos y seguir con mi sonrisa en los labios.
¡El no podía imaginar cómo su gobierno me hace sentir de importante!Seguidamente, con gentileza, me preguntó si yo tenía una tarjeta de presentación para que se la diera. Le respondí que no tenía problema para ello, pues ya se la había entregado a colegas suyos en París. Y que, como esos colegas habían hecho, podía llamarme algún día para invitarme a tomar vino, y entre copas volverme a proponer de trabajar para su gobierno. “Me encanta conversar con ustedes. Aprendo mucho”, le dije antes de verlo partir como cualquier otro visitante de ese aeropuerto.
Después realicé los reclamos pertinentes a la empresa Air Europa, en particular para que se solucionara mi viaje a Cuba. Atónito, les escuché decir que era mi responsabilidad por ¡no saber el trayecto de ese vuelo! De nada sirvió decirles que en octubre 2011 no había tenido problema.Uno de ellos me dijo, casi en confesión, que ese paso de “unos minutos” sobre el espacio estadounidense hacia Cuba, se había hecho por presión de Washington: así se obtenía la lista de pasajeros que iban a la Isla, en tiempo real.Aunque traté de no demostrarlo, sentí rabia e impotencia.
Más lo segundo. ¿Cómo era posible que un funcionario de la seguridad estadounidense pudiera pedirme el pasaporte, confiscármelo e interrogarme en pleno territorio español? ¿Quién le entregó ese derecho soberano? ¿Por qué no se envió a un aduanero o a un humilde agente de tránsito, pero de nacionalidad española?Y, ¿por qué me dejaron ir hasta Madrid, cuando, muy seguramente, desde el momento que compré el pasaje, diez días antes, los servicios de seguridad de Estados Unidos y Francia supieron mi recorrido? Estoy casi convencido que ellos lo sabían: unos y otros me han dicho que mis teléfonos, computadoras y pasos, regularmente se escudriñan.
Algunas veces lo he comprobado.Durante el vuelo de regreso a Paris, pensé en mis tantas amistades españolas. Como son personas dignas, se asombrarán al saber de esto, pues no logran acostumbrarse a que la soberanía del país siga cayendo tan bajo.Ah, y la única alternativa que me dejan para viajar a Cuba, desde Europa, es Cubana de Aviación. ¡Ahí tienen dignidad!
* Periodista y escritor colombiano residente en Francia. Colaborador de Le Monde Diplomatique.Nota: (1) «El día que Estados Unidos me prohibió sobrevolar su territorio». http://hcalvospina.free.fr/ spip.php… Enviado por su autorFuente original http://hcalvospina.free.fr/ spip.php?article384
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Le voyage pour Cuba s’est arrêté à Madrid
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Le voyage pour Cuba s’est arrêté à Madrid
Considéré comme dangereux par les Etats-Unis, Hernando Calvo Ospina, journaliste et écrivain, a été empêché d’embarquer, dimanche dernier, sur le territoire espagnol, dans l’avion pour La Havane. Quel rapport? Voici son témoignage.
Ce dimanche 6 mai, au moment de mon enregistrement à l’aéroport de Paris, on m’a annoncé qu’il y avait un problème informatique avec le vol Air Europa, qui assurait la liaison Madrid-La Havane. Par conséquent, on ne me fournirait la carte d’embarquement qu’à mon arrivée à Madrid.
Arrivé à l’aéroport de Madrid, terminal 3, je me suis rendu au point info d’Air Europa. Là, après avoir passé un coup de fil, la personne m’a dit d’aller au terminal 1, où l’on me donnerait la carte d’embarquement. J’ai marché jusque là. Je me suis présenté au guichet. On m’a renvoyé vers une jeune femme qui a passé deux coups de téléphone. Il était 14h20. L’avion décollait 40 minutes plus tard. Voyant que j’insistais pour récupérer ma carte d’embarquement, elle m’a dit que je devais « attendre la personne de l’ambassade ». Perplexe, je lui ai demandé de quelle personne il s’agissait, de quelle ambassade. Sans me regarder et très peu aimable, elle m’a répété que je devais attendre « la personne de l’ambassade ». J’ai attendu.
Enfin, je l’ai vue revenir accompagnée d’un homme grand, à lunettes, un peu fort et à la peau basanée, âgé d’une cinquantaine d’années. Il m’a dit à voix basse de lui présenter mon passeport. Je le lui ai remis parce que je pensais qu’il faisait partie d’Air Europa. Mais j’ai immédiatement remarqué qu’il avait un accent latino, alors je lui ai demandé : « Qui êtes-vous ? Pourriez-vous vous présenter ? » Il m’a furtivement présenté la carte qu’il portait à la ceinture, mais qui était cachée sous une sorte de veste. Le nom qu’il m’a donné était espagnol. « Je suis de l’ambassade des Etats-Unis d’Amérique », m’a-t-il précisé.
Surpris par cette phrase, je lui ai demandé de me rendre mes papiers car étant en Espagne, il n’avait pas le droit de me les demander. D’une voix calme, il m’a prié de ne pas discuter et de ne pas faire de scandale pour m’éviter des ennuis inutiles. La jeune femme d’Air Europa s’était retirée dès le début de cet échange.
Sachant très bien sur quel terrain glissant je me trouvais, je l’ai laissé inspecter mon passeport sous toutes les coutures. Il s’est éloigné, a téléphoné et, en anglais, a donné mes coordonnées. Puis il m’a appelé pour me demander où se trouvait mon passeport colombien. Je lui ai répondu que cela faisait trente ans que je n’avais plus de passeport de mon pays d’origine. Et que si le document qu’il avait entre les mains était français, c’était précisément parce que la France me l’avait octroyé (1). Puis il a voulu savoir depuis combien d’années j’étais marié, le nom de mon épouse et de mes enfants. Je lui ai répondu très poliment qu’il n’était pas habilité à me poser ce genre de questions, qu’il ne fallait pas oublier que nous étions en Espagne, que le mieux serait d’appeler son ambassade à Paris, où ils en savaient plus sur ma propre vie que moi-même.
Après quelques longues minutes passées au téléphone, après avoir pris des notes sur un vieux cahier, il est revenu vers moi. L’air navré, il m’a annoncé que je ne pourrais pas prendre cet avion, car il allait survoler pendant quelques minutes le territoire étasunien. Et mon nom apparaissait « sur une liste de personnes dangereuses pour la sécurité de son pays ». En toute simplicité et avec le sourire, je l’ai remercié pour l’information et même pour la décision. Même si tout cela n’avait rien de très nouveau (1).
J’aurais voulu lui demander pourquoi son grand empire me craignait tant, moi, un simple journaliste et écrivain, moi qui ne sait même pas me servir d’un fusil de chasse, moi qui suis effrayé par l’explosion d’un pétard. Mais j’ai préféré le regarder de nouveau droit dans les yeux, le sourire aux lèvres. Il ne pouvait pas s’imaginer combien son gouvernement me donnait l’impression d’être important !
Puis il m’a aimablement demandé si je disposais d’une carte de visite pour la lui donner. Je lui ai répondu qu’il n’y avait aucun problème puisque j’en avais laissé à ses collègues de Paris. Il pouvait très bien faire comme ses collègues d’ailleurs et m’inviter à boire du vin et, entre deux verres, me proposer de travailler pour leur gouvernement. « J’adore parler avec vous, j’apprends beaucoup », lui ai-je dit avant de le voir repartir comme n’importe quel visiteur de cet aéroport.
J’ai formulé les réclamations qui s’imposaient auprès de l’entreprise Air Europa, en particulier pour trouver une solution pour me rendre à Cuba. Je suis resté sans voix en les entendant m’expliquer que j’étais le seul responsable, coupable de « ne pas connaître le trajet du vol ». J’ai eu beau leur dire qu’en octobre 2011, je n’avais eu aucun problème sur un vol identique, cela n’a servi à rien.
L’un d’eux m’a glissé, presque comme un aveu, que ce passage de « quelques minutes » dans l’espace aérien étasunien faisait suite à la pression de Washington : ainsi, ils obtenaient la liste de tous les passagers qui se rendaient dans l’île, en temps réel.
Même si j’ai essayé de ne pas le montrer, j’étais pris d’un sentiment de rage et d’impuissance, surtout d’impuissance. Comment était-il possible qu’un fonctionnaire étasunien puisse me demander mon passeport, me le confisquer et m’interroger sur le territoire espagnol ? Qui lui a donc donné ce droit souverain ? Pourquoi n’a-t-on pas envoyé un simple agent de transit, mais de nationalité espagnole ?
Et pourquoi m’ont-ils laissé partir pour Madrid alors que, très certainement, depuis que j’ai réservé mes billets, dix jours avant, les services de sécurité étasunien et français étaient au courant de mon parcours. Je suis quasiment sûr qu’ils le savaient : les uns et les autres m’ont déjà affirmé que mes téléphones, mes ordinateurs et mes déplacements sont sous surveillance. Je l’ai déjà vérifié à plusieurs reprises.
Dans le vol de retour vers Paris, j’ai pensé à mes nombreux amis espagnols. Comme ce sont des personnes dignes, ils seront très étonnés d’apprendre ce qui m’est arrivé, parce qu’ils ont du mal à s’habituer à l’idée que la souveraineté de leur pays est tombée si bas.
Ah, et la seule possibilité qu’on me laisse pour aller à Cuba depuis l’Europe, c’est de voyager avec Cubana de aviación. Eux, ils savent ce qu’est la dignité !
1) En 2011, la nationalité française a été refusée à Hernando Calvo Ospina, d’origine colombienne.
Traduction : Guillaume Beaulande
Sommet de Chicago: Combien nous coûte l’Otan de la défense intelligente?
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Les 21-22 mai se tient à Chicago le Sommet des chefs d’Etat et de gouvernement de l’Otan. Parmi les diverse questions à l’ordre du jour, de l’Afghanistan au « bouclier anti-missiles », il y en a une centrale : la capacité de l’Alliance à maintenir, dans une phase de crise économique profonde, une « dépense pour la défense » qui continue à lui assurer une nette supériorité militaire.
Avec un optimisme inconscient, le socialiste du Pasok Yannis Ragoussis, qui fait fonction de ministre grec de la défense, a écrit sur la Nato Review, à la veille du Sommet, que la participation à l’Alliance a donné à la Grèce « la nécessaire stabilité et sécurité pour le développement dans le secteur politique, financier et civil ». On en voit les résultats. Le secrétaire général de l’Alliance, Anders Rasmussen, par contre, ne cache pas sa préoccupation quant à l’impact de la crise. En préparation du Sommet, il a prévenu que si les membres européens de l’Otan font trop de coupes dans les dépenses militaires, « nous ne serons pas en mesure de défendre la sécurité dont dépendent nos sociétés démocratiques et nos économies prospères ».
Combien dépense l’Otan ? Selon les données officielles mises à jour pour 2011, les « dépenses pour la défense » des 28 états membres se montent à 1.038 milliards de dollars annuels. Un chiffre équivalant à environ 60% de la dépense militaire mondiale. En ajoutant d’autres postes de caractère militaire, il grimpe à environ deux tiers de la dépense militaire mondiale. Le tout payé en deniers publics, soustraits aux dépenses sociales.
Il y a cependant un déséquilibre croissant à l’intérieur de l’Otan, entre la dépense étasunienne, qui a augmenté en dix ans de 50 à plus de 70% de la dépense totale, et celle de l’Europe qui a proportionnellement chuté. Rasmussen fait donc pression pour que les alliés européens s’engagent davantage : si l’écart de capacités militaires entre les deux rives de l’Atlantique continue à se creuser, « nous risquons d’avoir, à plus de vingt ans de la chute du Mur de Berlin, une Europe faible et divisée ».
Il passe sous silence par contre le fait que sur les pays européens pèsent d’autres dépenses, dérivant de leur participation à l’Otan. Comme le « Budget civil de l’Otan » pour l’entretien du quartier général à Bruxelles et du staff civil : environ un demi milliard de dollars annuels, dont 80% sont payés par les alliés européens. Comme le « Budget militaire de l’Otan » pour l’entretien des quartiers généraux subordonnés et du personnel militaire international : presque 2 milliards annuels, payés à 75% par les Européens. Comme le « Programme d’investissement pour la sécurité de l’Otan », destiné à l’entretien de bases militaires et autres infrastructures pour la « mobilité et flexibilité des forces de déploiement rapide de l’Otan » : environ un milliard et demi de dollars annuels, dont 78% payés par les Européens. Ainsi que le spécifie un rapport sur les fonds communs de l’Otan, présenté au Congrès étasunien en février dernier, depuis 1993 ont été éliminées les contributions pour les bases militaires des alliés européens, tandis qu’ont été gardées celles pour les bases militaires étasuniennes en Europe. Ceci signifie, par exemple, que l’Otan n’a pas déboursé un centime pour l’utilisation des sept bases italiennes mises à sa disposition pour la guerre contre la Libye, tandis que l’Italie contribue aux dépenses pour le maintien des bases Usa en Italie.
Des dépenses ultérieures, qui s’ajoutent aux budgets de la défense des alliés européens, sont celles relatives à l’élargissement de l’Otan à l’est, estimées entre 10 et plus de 100 milliards de dollars. On y trouve celles pour l’extension à l’Europe du « bouclier anti-missiles » étasunien, que Rasmussen quantifie à 260 millions de dollars, sachant bien que la dépense réelle sera beaucoup plus élevée, et qu’il faut y ajouter celle de la potentialisation du système Altbmd, dont le coût est prévu à environ un milliard de dollars. On y trouve les dépenses pour le système Ags qui, intégré par les drones Global Hawk made in Usa, permettra à l’Otan de « surveiller » depuis Sigonella (Sicile) les territoires à attaquer : l’Italie a endossé 12% du coût du programme, estimé à au moins 3,5 milliards de dollars, en payant en outre 300 millions pour les infrastructures. On y trouve les dépenses pour les « missions internationales », parmi lesquelles au moins 4 milliards de dollars annuels pour entraîner et armer les « forces de sécurité » afghanes.
Comment les gouvernements européens, sous pression de la crise, peuvent-ils faire face à ces dépenses et à d’autres ? Le secrétaire général de l’Otan a la formule magique : comme les alliés européens « ne peuvent pas se permettre de sortir du business de la sécurité », ils doivent « revitaliser leur rôle » en adoptant, suivant l’exemple des Etats-Unis, la « défense intelligente ». Celle-ci « fournira plus de sécurité, pour moins d’argent, en travaillant ensemble ». La formule, inventée à Washington, prévoit une série de programmes communs pour les manœuvres, la logistique, l’achat d’armements (en commençant par le chasseur étasunien F-35). Programmes structurés de façon à renforcer le leadership étasunien sur les alliés européens. Une sorte de « groupements d’achat solidaire » pour faire semblant d’épargner sur la dépense de guerre.
Edition de dimanche 20 mai 2012 de il manifesto
http://www.ilmanifesto.it/area-abbonati/in-edicola/manip2n1/20120520/manip2pg/06/manip2pz/323001/
Traduit de l’italien par Marie-Ange Patrizio
Manlio Dinucci est un collaborateur régulier de Mondialisation.ca. Articles de Manlio Dinucci publiés par Mondialisation.ca