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El embargo de la Unión Europea (UE) contra las importaciones de petróleo desde Irán, ya tiene un impacto significativo al provocar una paralización de las ventas y obligar a los clientes asiáticos a reducir sus compras.
Las medidas de la UE, vigentes desde el 1 de julio, contemplan la finalización de los actuales contratos europeos para las compras de petróleo a Irán, así como la suspensión de los seguros a los tanqueros utilizados en el traslado del oro negro.
Se trata de una estrategia conjunta con Estados Unidos para presionar a Irán que cese su programa nuclear, al cual le atribuyen propósitos militares.
Los cálculos varían, pero los analistas sugieren que, en general, las exportaciones de petróleo iraní podrían reducirse hasta en un millón de barriles diarios, lo que significa 40 por ciento menos en comparación con el promedio de los niveles de 2011.
Sobre esa base también los ingresos por las ventas de crudo disminuyen, aunque por el momento no hay indicios de que las sanciones estén obligando a Teherán a replantearse sus actividades nucleares.
Esta medida de la UE supone un duro golpe para la economía iraní si se tiene en cuenta que el pasado año el 23 por ciento de sus exportaciones fueron para países europeos como Italia y Grecia.
Adicional a ese efecto negativo, está la prohibición que no permite a ninguna empresa europea ofrecer servicios financieros o de seguros para ayudar en la venta o transporte de petróleo iraní y sus productos derivados.
Ello significa que muchas líneas navieras cuyos seguros de buques están tramitados en Londres tendrán que buscar alternativas o finalizar por completo las exportaciones iraníes de crudo.
Paul Stevens, investigador del Instituto Chatham House en Londres, aseguró que toda la UE ha sufrido porque el anuncio del embargo generó de inmediato fricciones del precio en el mercado global.
Además la prisa de los importadores europeos para buscar proveedores alternativos aumentó los precios del petróleo de 10 a 15 dólares por barril.
Aseguró que sólo en las últimas semanas esa prima de embargo, empezó a bajar en la medida que aparecieron nuevos proveedores, y Arabia Saudita aumentó su producción.
La medida europea se suma a las impuestas por Estados Unidos para persuadir a los compradores más importantes del combustible iraní en Asia a que disminuyan tales relaciones comerciales, por lo cual ya China, India, Japón y la República de Corea redujeron sus compras en los últimos meses.
Más recientemente, Seúl anunció que no adquirirá ni un solo barril procedente de la nación persa a partir de este mes.
No obstante, otros especialistas como el abogado Nigel Kushner, del Whale Rock legal, consideran que las sanciones de la UE aunque afectan a Irán, no tendrán el efecto político deseado, pues en su opinión «le está saliendo el tiro por la culata».
Su esperanza es que Teherán negocie, pero fracasó porque realmente su influencia es mínima frente al éxito relativo de Washington en convencer a los compradores del petróleo iraní a reducir sus adquisiciones y bajar el precio, argumentó.
Para Kushner el embargo estadounidense sí está perjudicando verdaderamente a Irán, mucho más que las medidas de la UE, porque reduce sus ingresos en moneda foránea.
De ahí que si el precio general del petróleo sube significativamente, el gobierno iraní podría exigir renegociar un precio más alto del crudo que vende, con lo cual también se elevarían las tensiones en la región.
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