por Gustavo Robreño |
Cuando las Cumbres Iberoamericanas mostraban evidentes síntomas de decaimiento, señalados por varios de sus participantes, la más reciente de ellas que acaba de tener lugar en Cádiz, España, logró renovar cierto interés en ese foro, puesto que transcurrió en medio de la inédita situación que muestra hoy a España y Portugal en la más desesperada crisis económica e inquietud social, mientras que una cantidad no despreciable de países iberoamericanos (América Latina y el Caribe) pueden exhibir positivos índices numéricos en su economía y notables avances sociales en sus realidades.
El nuevo escenario es indudablemente el resultado de las políticas económicas y de inclusión social que desde hace más de una década vienen aplicándose en un conjunto de países de la región latinoamericana y caribeña junto a la decidida voluntad de integración solidaria de nuevo tipo, que es exactamente lo opuesto de la que preconiza la Unión Europea, acarreada por Alemania, poniendo la llamada austeridad en primer plano y haciéndola recaer sobre los hombros de los que menos tienen, para favorecer y recompensar a banqueros y empresarios que siguen enriqueciéndose en medio de la crisis. España y Portugal son rehenes de esa situación, prisioneros de los dictados de la Unión Europea y, sobre todo, de su perversa “troika” (FMI, Banco Central Europeo y Consejo Europeo), a pesar de que sus respectivas autoridades proclamaron ante la Cumbre de Cádiz su voluntad de asociarse más estrechamente a los países de Iberoamérica en busca de alternativas económicas que contribuyan a sacarlos del hoyo. Muy difícil será, independientemente de la sinceridad de esos planteamientos por parte de ambos gobiernos de derecha comprometidos con sus clases dominantes locales, salirse de las reglas de juego que les marcan el gran capital internacional y el neoliberalismo como doctrina económica fracasada pero que aún pugna por sobrevivir. Muy difícil será seguramente que tengan la capacidad de comprender y de actuar en consecuencia en medio de esta difícil coyuntura que atraviesan pero que, a la vez, les ofrece la extraordinaria oportunidad de replantear sobre nuevas bases una política justa, eficaz y mutuamente beneficiosa que dejaría atrás décadas de ostensibles y ominosos desequilibrios. Sería la forma de empezar a corregir las asimetrías que han prevalecido hasta hoy y que, por supuesto, tampoco podrían ser totalmente ajenas a los alineamientos políticos de los cuales son parte también España y Portugal, miembros los dos del pacto político-militar de la OTAN y encuadrados por tanto en la agresiva estrategia global de este grupo que, en la práctica, encabeza y orienta Estados Unidos. Únicamente así podrá consolidarse y avanzar una verdadera, completa e integrada Comunidad Iberoamericana de Naciones que favorezca a todos, con respeto mutuo entre estados soberanos e iguales, favorecido por los cinco siglos de historia y cultura comunes. Por otra parte, no puede ignorarse que la América Latina y el Caribe de hoy cuentan con mecanismos propios que, en medio de la diversidad, crecen en los niveles de coordinación y cooperación y avizoran un mejor futuro para la región por caminos autóctonos que, en esta propia Cumbre, ya mostraron su efectividad. |
ESPAÑA Y PORTUGAL ANTE LA CUMBRE DE CÁDIZ
30/11/2012 por cyohueso
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