elcolimador
Para nosotros los revolucionarios luchar contra la discriminación racial es un principio sagrado (…) Porque hay dos discriminaciones, una que es subjetiva y otra que es objetiva.
Seríamos un ejemplo de vanidad, chovinismo y autosuficiencia si dijéramos que estamos satisfechos. Aun en sociedades como las de Cuba, surgida de una revolución social radical donde el pueblo alcanzó la plena y total igualdad legal y un nivel de educación revolucionaria que echó por tierra gran parte del componente subjetivo de la discriminación, ésta existe todavía de otra forma. La califico como discriminación objetiva, un fenómeno asociado a la pobreza y a un monopolio histórico de los conocimientos.
La Revolución, más allá de los derechos y garantías alcanzados para todos los ciudadanos de cualquier etnia y origen, no ha logrado el mismo éxito en la lucha por erradicar las diferencias en el status social y económico de la población negra del país. Los negros no viven en las mejores casas, se les ve todavía desempeñando trabajos duros y a veces menos remunerados, y son menos los que reciben remesas familiares en moneda exterior que sus compatriotas blancos.
Pero estoy satisfecho de lo que estamos haciendo al descubrir casusas que, si no se lucha resueltamente contra ellas, tienden incluso a prolongar la marginación en generaciones sucesivas.
Castro Ruz, Fidel. Cien horas con Fidel: Conversaciones con Ignacio Ramonet. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado. La Habana. 2006. 3ra Edición.
Deja una respuesta