por Ulises Aquino
Lunes, 18 de Marzo de 2013 11:10
Sin llegar a esencias dicotómicas en cuanto a la funcionalidad y objeto social del arte, en el proyecto socialista cubano la actividad artística debe ser capaz de generar ingresos o al menos tratar de aminorar en todo lo posible los gastos excesivos. En tiempos como los que corren, urge hacerlo.
En las Plenarias preparatorias del último Congreso de la UNEAC, intervine expresando que costaban más los encargados de dirigir la Cultura que la producción del Arte. Eso sucedió hace cinco años, era entonces Abel Prieto Ministro de Cultura.
Hablé sobre todas las enormes estructuras de la Cultura, Consejos e Institutos, devenidos en verdaderos ministerios, con estructuras provinciales, casi idénticas a las nacionales.
Me sorprende sobre manera leer las reflexiones de artistas cuyas obras, solo pueden encontrar éxito a partir de las enormes subvenciones que han recibido de la Cultura, Directores de agrupaciones, que se dan cuenta ahora de que en la cultura popular cubana, se encuentran las verdaderas fuentes inagotables de donde emergen los clásicos de la Cultura Nacional, y que precisamente en ella donde se encuentra la cercanía con el pueblo.
Shakespeare, es un clásico INGLES de la Cultura Universal. Verdi , es un clásico ITALIANO de la música universal.
Ernesto Lecuona, es un clásico CUBANO de la música Universal , porque su obra es reflejo refinado y revolucionario de la mas auténticos ritmos y melodías cubanas. Porque su dramaturgia refleja el estadio de los conflictos de su época, que hoy nos parecen ridículos.
Sin embargo, no me sorprende que usted entreviste a quienes no tienen entrenamiento para sobrevivir en el mercado, que no es el único ni el más importante de los mecanismos para la gestionar ingresos, sino el desarrollo de los procesos que determinan el éxito creativo, porque el verdadero talento se impone mas allá de los métodos y metodologías que la burocracia aniquiladora ha impuesto a la cultura cubana.
Tampoco me sorprende que no me llamara a mí, única experiencia practica de este proceso que hoy trata de implantarse en la cultura, ya que reconozco que significaría reconocer publicamente el crimen cometido contra nuestra Compañía, Opera de la Calle, y contra “El Cabildo” instalación que con nuestros esfuerzos, talento y dedicación construimos sin utilizar un centavo del presupuesto estatal, donde generábamos los ingresos que sostenían los inmensos gastos que genera la producción de los Espectáculos, que son imposibles de costear por el Ministerio de Cultura.
Como bien expresa Fernando Rasvert en su artículo de la BBC, El local de la Opera de la Calle fue cerrado hace solo 8 meses por realizar esas practicas, que desde entonces ya sabíamos que eran las únicas posibles, para que nuestra agrupación sobreviviera a los necesarios y obligados cambios que tienen que originarse en la economía nacional para que pueda sobrevivir el Arte. Me refiero al buen Arte, no, a la exposición de muchísimos mantenidos a los que nunca les ha interesado nuestra esencia musical o dramática. Que nos encadenaron a la cultura romántica europea en detrimento de la originaria, de la autentica. Que negaron la máxima de Guillen, de que mientras mas cubano, mas internacional.
Pero me pregunto:
¿Era entonces necesario esa forma de actuar en contra nuestra?, ¿No hubiera sido mejor modelar cualquier error que lanzarse contra nosotros de manera tan brutal, tan obcecada y tan violentamente inculta?
¿Se dieron cuenta de que lo que hacíamos era correcto, o todavía piensan que no?
La cultura no podrá ser rentable, mientras se impongan a los cambios necesarios mentalidades fascistas, revanchistas y acomplejadas.
Mientras no sean capaces de reconocer sus errores los que lo cometen. Mientras se le conceda impunidad a practicantes ideológicos que solo conciben el socialismo a partir de las rejas y las clausuras. A los que hacen del prohibir la justificación de su existencia política.
Mientras se escondan del debate, precisamente por falta de cultura.
Mientras consideren que la riqueza es fuente de mal y la combatan. Mientras continúen ignorando que el mayor mal del mundo es la miseria, para que la dejen de alabar.
Me quito el sombrero ante las palabras de Miguel Díaz Canel, «Hay que cambiar la mentalidad en cuanto a los procesos culturales; se pueden asumir formas dinámicas y sustentables sin caer en el mal gusto. Una institución que tenga un trabajo sostenido y que ingrese de forma sistemática puede incidir más y mejor, sin esperar nada de nadie».
Sin llegar a esencias dicotómicas en cuanto a la funcionalidad y objeto social del arte, en el proyecto socialista cubano la actividad artística debe ser capaz de generar ingresos o al menos tratar de aminorar en todo lo posible los gastos excesivos. En tiempos como los que corren, urge hacerlo.
Aunque pienso que hace ocho meses también era urgente.
Leído 75 veces
Publicado en Amèrica latina
Etiquetado en
Deja una respuesta