
Antes, María Eugenia Riso Milanés llevaba una vida normal. Hoy es una impedida física que asume de manera positiva los cambios que el destino le deparó. Hace doce años tuvo que comenzar a lidiar con la diabetes, enfermedad que la condujo a una silla de ruedas. Gracias a un fruto de la ciencia cubana esta mujer puede testimoniar el suceso que la trasformó.
Cinco años atrás, María Eugenia se convirtió en paciente permanente del Hospital Enrique Cabrera. Durante nueve meses estuvo al cuidado especial de un equipo médico que lideró el doctor Pedro Goicoechea Díaz, jefe del Servicio de Angiología de esa institución. Un simple tropiezo fue el origen de la amputación. (más…)