Álvaro Castillo Granada
Para Achy Obejas
Rebeca Murga acaba de darme la noticia: Jaime Sarusky ha muerto.
Estoy llorando, coño.
En eso nos parecíamos: en la facilidad para conmovernos hasta las lágrimas. De alegría o tristeza, no importa. Siempre nuestras emociones profundas se convertían en agua que bajaba por nuestras mejillas rumbo a la tierra. Tal vez por eso nos caímos bien de inmediato. Bueno, hay algo más. Nos conocimos, sin saberlo, admirando, cada uno por su lado, la belleza rotunda y contundente de una venezolana cuyo nombre jamás pudimos olvidar: Karili. Sé que la recuerdas. No en vano te llamaban “El tigre”… (más…)