Terrenos de béisbol en la capital
Sigfredo Barros
¿Qué llama primeramente la atención cuando usted entra a una instalación deportiva de béisbol, fútbol, tenis o de cualquier otro deporte al aire libre? El estado del terreno: el verdor de la hierba bien cortada, la blancura de las líneas que lo marcan y otros detalles que lo hacen agradable a la vista. Es una parte importante del espectáculo.
El Franz D’Beche, un buen ejemplo de trabajo y dedicación.
Sobre el tema del mantenimiento y conservación de los terrenos se habla y escribe poco, si tenemos en cuenta su impacto en el juego y en los aficionados que acuden a disfrutar de un rato de esparcimiento. No resulta ocioso, por tanto, emprender un recorrido por algunos de los muchos terrenos de béisbol con que cuenta la capital para comprobar in situ el estado en que se encuentran.
Antes, una pregunta resulta imprescindible. ¿Cuánto cuesta el mantenimiento?
Para responderla vienen a mi auxilio tres hombres con sobrada experiencia en la actividad deportiva, con más de tres décadas de trabajo en el sector, son ellos Carlos González y Rolando Cano, director y subdirector del INDER provincial en La Habana, y el ingeniero Jorge Mancha, inversionista principal.
Aunque usted no lo crea, esto fue un diamante de béisbol, en el reparto Camilo Cienfuegos.
Los tres reconocen que no existe una cultura de mantenimiento. Pregunto por el costo y el ingeniero Mancha me informa que levantar un terreno de béisbol y reconstruirlo hasta dejarlo en condiciones óptimas para la práctica del deporte cuesta alrededor de 300 mil pesos en moneda nacional. A partir de ahí el trabajo sistemático debe conservarlo.
«Muchos son los que piensan que con echar un poco de tierra, chapear la hierba y echarle agua, el problema está resuelto. Y no es así», explica Mancha y a continuación ofrece una información detallada sobre todo el trabajo, que comienza con el movimiento de tierra que debe de llegar hasta el drenaje —con tuberías protegidas—, excavar hasta 40 centímetros de profundidad para colocar grava y gravilla.
Ingeniero Jorge Mancha: “levantar un terreno para reconstruirlo cuesta cerca de 300 mil pesos”.
Después es necesaria una cobertura con arcilla y arena roja, esta última solo es posible conseguirla en Quiebra Hacha, Mariel, para lo cual hay que enviar transporte y hombres para llenar saco tras saco. Se emplea una proporción de una de arcilla y tres de arena con utilización de barro para darle color a la media luna, la zona de seguridad y el home. Hay que tener en cuenta también los cortes, la diferencia entre la hierba y el diamante debe de ser de centímetro y medio, repasar los cortes unas tres veces a la semana, echarle nitrato y urea al terreno. Un trabajo especializado, muy duro, bajo el sol, sin horario, ni domingos libres.
DOS BUENOS EJEMPLOS
Se llama oficialmente 50 Aniversario. Pero todo el mundo lo conoce como el DESA (a un costado del Teatro Nacional), enclavado en la Plaza de la Revolución. A primera vista luce atendido, las copiosas aguas de agosto no han hecho mella en él, la hierba está a nivel, los cortes también. Es atendido solo por dos hombres, uno de ellos harto conocido, el exlanzador de Industriales Lázaro de la Torre.
«Esto lleva mucho trabajo, yo estoy todos los días regando el terreno a las 6:00 a.m., tengo prohibido hacer «pepper game» ni calentamiento frente a los dugout porque los spikes matan la hierba», explica De la Torre, al frente de la instalación hace tres años, en la cual se juega todos los días, fines de semana incluidos.
Del DESA emprendemos viaje al Franz D’Beche, en Guanabacoa, un estadio con muchos años de servicio. También aquí se nota un buen trabajo, la lluvia tampoco hizo estragos, faltan solo por chapear los jardines. El administrador, Jesús Esponda, no se encuentra en el momento, sin embargo, todos los que nos atienden hablan de él: «es un hombre que vive para el terreno, de lunes a domingo», por eso está en inmejorables condiciones, al punto de que la selección sub-18 que ganó bronce en el reciente Campeonato Mundial de Taipei de China entrenó aquí.
UNA INSTALACIÓN PERDIDA
Confieso que se me cayó el alma a los pies cuando arribamos al Fe del Valle, en el reparto Camilo Cienfuegos, municipio de La Habana del Este. Esto fue un terreno de béisbol, ya no lo es. Producto del vandalismo las cercas han desaparecido —y un terreno abierto no dura mucho—, por lo cual los transeúntes cruzan por él para ahorrar camino. Con la hierba a gran altura, todas las marcas y los senderos entre bases desaparecieron.
Pregunto por los trabajadores de mantenimiento. El administrador me contesta que hay uno en la oficina, el otro está conversando… los dos restantes brillan por su ausencia. Desinterés, falta de exigencia, indisciplina laboral, de todo un poco para arruinar el esfuerzo de otros que lo construyeron, miles de pesos perdidos. Aquí no hay un De la Torre ni un Esponda que dedican parte de su vida sin horario a mantener una instalación para prestar servicio, según me informan, a jugadores de todas las edades y categorías. No es un problema de salario, los obreros del Franz D’Beche ganan lo mismo que los del Fe del Valle.
En La Habana hay cerca de 40 terrenos que de conservar sus condiciones son un buen potencial para el desarrollo de nuestro pasatiempo nacional.
TERRENOS EN LA HABANA
MUNICIPIO INSTALACIONES
Plaza 50 Aniversario, MICONS y Ciénaga
Playa Mártires de Girón y José R. Rodríguez
10 de Octubre Cardona, Butary, Conte, Escuela Edison
y Ferroviario
Arroyo Los Pinos y Ciro Frías
Boyeros González Dugo, Calabazar y Pedro Chávez
C. Habana Pontón y José María Pérez
Cerro Alfredo Sosa, Ciudad Deportiva y Latino
Cotorro Cuatro Caminos y Sta. María del Rosario
Guanabacoa D´Beche y Barreras
La H. del Este Fe del Valle, Campo Florido, Picadero y
Guanabo
La H. Vieja Emilio Núñez
La Lisa Punta Brava
Marianao El Palmar y Jésus Menéndez
Regla Alberto Álvarez y Manuel Permuy
San Miguel Bobby Salamanca y San Fco. de Paula
Fuente: Dirección Provincial de Deportes.
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