Carlos Angulo Rivas (especial para ARGENPRESS.info)
Durante las últimas semanas en el debate mundial ha surgido, de forma transparente, el propósito dictatorial hegemónico de los Estados Unidos, apoyado por Canadá, país considerado, antes del gobierno conservador de Stephen Harper, líder de la paz y la equidad. A la luz de las últimas declaraciones el problema es bastante grave porque el gobierno norteamericano ha manifestado la intención “legítima” de violar el derecho internacional valiéndose de la amenaza y la resolución perentoria de bombardear e invadir Siria, un país soberano, con el pretexto de la utilización de armas químicas contra la población civil. Y decimos pretexto porque la acusación del acto criminal atribuido al gobierno de Bashar al Assad no fue probada en ningún momento.
La belicosidad ha demostrado también que Barack Obama, elegido dentro de la democracia formal, representa apenas al poder real detrás del trono, es decir, al gobierno mundial de los más ricos del planeta, la plutocracia multinacional que exige la guerra en Siria para resolver el conflicto inventado de una guerra civil, donde las fuerzas opositoras al gobierno están constituidas por un conjunto administrativo militar de elementos mercenarios, financiado por las empresas monopólicas y defendido por la OTAN, la tenebrosa alianza armada que amenaza la paz mundial.
Y como del propósito dictatorial a los hechos concretos no existe mucha distancia, menos tratándose de la superpotencia imperialista, el mundo estuvo y está en grave peligro. Peligro por el momento detenido, gracias a la intervención mediadora de Rusia, China y otros miembros menores del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que alcanzaron un acuerdo a regañadientes del presidente Barack Obama, quien insiste que “su país sigue preparado para actuar contra Siria en caso de que fracase la diplomacia” y cuando además el Secretario de Estado, John Kerry, junto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, confirmó que el ultimátum de usar la fuerza contra ese país árabe sigue siendo real. Kerry al mismo tiempo dijo que los políticos de su país «no pueden pronunciar palabras vacías respecto a las cuestiones internacionales» y en este sentido anunció que EE.UU. seguirá apoyando a los grupos armados que quieren derrocar al presidente sirio, Bashar Al Assad. Ya no se trata, entonces, de la supuesta utilización de armas químicas por parte del gobierno sirio sino de la consigna ideológica de derrocar al presidente para colocar en su reemplazo un títere manejado desde Washington.
Como se observa, la intervención, la injerencia, la agresividad contra un país soberano no puede ser más descarada. De ahí el peligro cuando se pretende violar toda la legislación internacional de manera autoritaria, sin más autorización que la de los comisarios políticos del poder económico, llámense Clinton, Bush, Blair, Obama, y los felones europeos del sistema globalizado. En nuestro continente, Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, etc. atraviesan por las mismas amenazas de la dictadura imperial donde la democracia formal vive de la apariencia. Nos debe llamar la atención seriamente, por ejemplo, la tentativa de Barack Obama de querer reemplazar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con el Congreso de su país, al solicitar a este organismo de competencia propia sobre los ciudadanos norteamericanos, una autorización para atacar y ocupar militarmente a Siria. Este ensayo fracasado no es una casualidad sino una advertencia dirigida a todos los países del mundo, pues sobresale la idea fuerza que en un futuro cercano todos los ciudadanos del planeta nos debemos a los representantes legislativos, no elegidos democráticamente por nosotros mismos, sino sólo por los norteamericanos.
Si entran en vigencia tales determinaciones unilaterales, basadas en la fuerza y el poderío económico-militar, el sistema jurídico internacional quedaría hecho trizas debido a la arrogancia abusiva de un solo país. El avance de las Estados Unidos en la dirección de administrar el mundo a su manera es cada vez más nítido, no sólo a través de la amenaza de las guerras sino de la supervigilancia estratégica, el espionaje, de la llamada “national security” allende sus fronteras, siempre bajo el subterfugio, la excusa y la justificación del terrorismo. El Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera de Estados Unidos, encargado de supervisar los programas de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) declara que estos mecanismos “son legales y no violan la privacidad” de los ciudadanos; con esta determinación se han anulado las denuncias presentadas en contra del gobierno. Esta corte judicial justifica así uno de los programas de espionaje más cuestionados, el de registros telefónicos y de las redes de Internet.
El ex empleado de la NSA, Edward Snowden, es solicitado por el gobierno de norteamericano por haber revelado programas de espionaje secretos que desarrolla Washington alrededor del mundo. Recordemos que Snowden publicó en el diario británico The Guardian un programa secreto de espionaje que permite a la NSA ingresar directamente a los servidores de Google, Facebook, Skype, Microsoft y Apple, así como un sistema donde se detallan a otros países blancos de la pesquisa de la Casa Blanca. Motivo por el que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, canceló su visita a los Estados Unidos prevista para el 23 de octubre próximo. El diario brasileño O Globo citó que organismos de inteligencia de Brasil rastrearon las denuncias de espionaje por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) a ciudadanos de países latinoamericanos, incluidos la presidenta Dilma Rousseff, la empresa Petrobras, y el mandatario mexicano Enrique Peña Nieto.
En consecuencia, una misión parlamentaria brasileña viajará a Rusia para entrevistar al ex agente de la Central de Inteligencia (CIA) Edward Snowden, con el objetivo de conocer en detalle el presunto espionaje de Estados Unidos a Brasil. El gigante sudamericano formó parte de una red de 20 bases de espionaje operadas por los servicios de inteligencia de Estados Unidos, interviniendo millones de llamadas telefónicas y correos electrónicos. México, Ecuador, Argentina, Venezuela, Colombia, Bolivia, Egipto, India, Irán, Turquía, China, Rusia, Francia, aparecen en ese grupo de países espiados.
Los mismos gobiernos poderosos que ahora nos indignan con la injerencia en los asuntos soberanos de otros países, nos indignaron antes y nos indignarán mañana si se burla abiertamente la legislación internacional de un mundo que queremos civilizado y respetuoso. Se requiere hoy más que nunca el respeto a los principios básicos establecidos por las Naciones Unidas en cuanto a la prohibición del uso de armas químicas, las declaraciones de guerra y la suspensión del espionaje. Siria ha cumplido con el acuerdo de Ginebra entre Rusia y Estados Unidos entregando el inventario del arsenal químico; y este acuerdo estipula eliminar las armas químicas a mediados del año 2014 a fin de iniciar un proceso de paz que ponga fin a un conflicto artificial promovido desde afuera, el mismo que ha cobrado ya cerca de 120 mil muertos en dos años y medio y dos millones de refugiados sin contar los desplazados internos.
Carlos Angulo Rivas es Poeta y escritor peruano.
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