
Dos de las categorías en las que más difícil se hace la elección del jurado del Premio Cubadisco son las de Jazz y Jazz Cubano, apartados por los que compite una docena de placas facturadas por sellos nacionales, foráneos e independientes.
Por la primera sección se presentan el pianista Hernán López-Nussa, con Sacrilegio; el bajista Gastón Joya, con el álbum que lleva su nombre; el saxofonista Michel Herrera, con Madre tierra; y el también pianista Harold López-Nussa, con New day, todos de Producciones Colibrí.
Se suman a esta lista el disco Claudia, del trombonista Julio Montalvo, y el CD-DVD de producción independiente Chapa negra, de Natural Trío.

En el apartado Jazz cubano aparece bajo licencia de Colibrí Sin fronteras, del maestro Chucho Valdés, material con buen camino transitado ya y que presenta cartas credenciales muy fuertes avaladas por presentaciones en los más importantes escenarios del circuito jazzístico mundial y el espaldarazo de la crítica especializada.
Junto al fonograma del maestro Chucho compiten Live, de César López y Habana Ensemble; Pacheco´s Blues, de Jorge Luis Pacheco “Pachequito”; y Terral, del trompetista Thommy Lowry, también presentados por el sello discográfico del Instituto Cubano de la Música.
En este apartado figuran además Ancestral, opera prima del percusionista Jorge Luis Torres “Papiosco” y su Iroko Project; y Expectativas, grabación del pianista Manuel Valera y su quinteto New Cuban Express.

La calidad de los materiales jazzísticos es abrumadora, unos son seguidores de la línea de trabajo de figuras ya consagradas (Chucho, Hernán, César) y otros continúan abriendo los caminos a jóvenes músicos de probada valía, pero con mucho por hacer.
Tan difícil se la pusieron la materiales presentados al jurado del premio, que de cinco materiales permitidos a nominar por categoría, fue necesario hacer la excepción de colocar seis en los apartados en cuestión.
En varias de las placas llama la atención la presencia del maestro Joaquín Betancourt en calidad de productor, faceta que ha cultivado con éxito a lo largo de los años no solo en un género que le es tan afín.

No es secreto para nadie el papel que ha jugado Betancourt en la formación de las jóvenes generaciones de jazzistas, rol que ha jugado simultáneamente con la composición, la orquestación y la dirección, convirtiéndolo en un artista de obligada referencia en la producción musical nacional.
Producciones Colibrí repite como la más nominada en ambos apartados, con siete fonogramas de 12 seleccionados, manteniendo así su apuesta por obras de probado valor artístico dentro del panorama nacional, más allá de los indicadores que exhibe el cada vez más complejo mercado del disco.
Las apuestas de Cubadisco por las categorías de Jazz y Jazz Cubano son bien fuertes, sobrada calidad exhiben cada uno de los álbumes nominados, y más allá del que se lleve el premio a casa, todos son merecedores del reconocimiento de los entendidos y el público en general.
Más de 130 producciones compiten por el premio Cubadisco en las 46 categorías en concurso, competencia que dará sus resultados este miércoles. Quedará entonces inaugurada la XVIII edición de la cita, que dedicada a la percusión y culturas del Caribe, promete que será más que música, imagen y sonido.
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