Mucho se han tergiversado las ideas y principios del socialismo, no solo desde posturas contrarias, sino desde pensamientos declarados socialistas. Esto ha generado mitos muy dañinos para el desarrollo del sistema. Así lo declaró en entrevista a Soy Cuba la Doctora en Filosofía Olga Fernández Ríos
Elena Diego Parra elena@juventudrebelde.cu
«Todos los socialismos son inéditos porque no hay dos sociedades iguales», explica la Doctora en Filosofía Olga Fernández Ríos.
Muchas y diferentes son las posturas que se han asumido en el mundo sobre el socialismo. Grandes debates en torno al marxismo como ideología, ciencia y método, y el socialismo como proyecto social en el Siglo XXI, se generan entre académicos y estudiosos, pero también se han establecido innumerables maneras de interpretarse.
«Hay tergiversaciones abiertamente negativas que llegan desde personas que intentan descalificar el socialismo como sistema político, y esas no me preocupan porque vienen de un pensamiento contrario al socialista y son sobre la validez del sistema», dijo en diálogo con Soy Cuba la Doctora en Filosofía Olga Fernández Ríos, quien agrega que para ella «las más peligrosas son las que se han generado dentro de un pensamiento aparentemente declarado pro socialista y han hecho mucho daño al desarrollo de la sociedad socialista».
Fernández Ríos, que estuvo al frente del Instituto de Filosofía de La Habana y ha desempeñado funciones diplomáticas en Estados Unidos y en Chile, explica que «las tergiversaciones llevan a la creación de mitos, los cuales pueden ser muy dañinos porque pensar, por ejemplo, que en el socialismo, a partir de algunas transformaciones, todo automáticamente va a caer por su propio peso, sin tener en cuenta las contradicciones propias de la sociedad, crea una falsa expectativa y una falsa confianza».
Al ser interrogada sobre el tema, Fernández Ríos expuso cuáles han sido las principales tergiversaciones que, a su juicio, se han hecho sobre el sistema y cómo han influido en Cuba. Foto: Elena Diego Parra
—Doctora, ¿En el socialismo lo individual se supedita a lo social?
—Esa es la primera tergiversación que se ha hecho: que lo individual pasa a un segundo plano y lo social está por encima de los intereses de las personas, de los grupos sociales, de las individualidades, de las subjetividades humanas. Tratar de plantearlo así no solo es erróneo, sino que es una de las cuestiones más dañinas y de las más fáciles de refutar.
«El socialismo en su concepción tiene al ser humano como centro y esto está muy bien definido en El Capital, una obra de plena madurez y gran conocimiento que no ha sido superada, en la cual se plantea la desenajenación humana, la independencia y la libertad. Lo que sí se busca es una mayor relación entre lo individual y lo social, para romper con el individualismo exacerbado y pragmático que promueve la ideología burguesa permeada de todas las desigualdades sociales».
Foto: Revolución 3.0
—Muy relacionado con lo anterior hay quienes plantean que es un sistema que homogeneíza la sociedad. ¿Qué consideraciones le merece esto?
—El marxismo ve lo individual en dialéctica con lo social, pero esto nada tiene que ver con homogeneizar la sociedad ni supeditar al individuo a los intereses de esta. Se trata más bien de buscar un equilibrio entre ellos. Esto crea un falso concepto de igualdad, que pierde de vista las contradicciones, las diferencias individuales. Es el llamado igualitarismo, que nos ha hecho mucho daño y está alejado de lo que plantea Carlos Marx en su Crítica del programa de Gotha, en el que se reconoce que ningún individuo tiene las mismas necesidades ni las mismas posibilidades.
—¿No hay espacio en el socialismo para la propiedad privada?
—Cuba está reconociendo hoy la capacidad del capital privado para invertir en la nación, pero solo se han puesto en práctica algunas fórmulas de existencia de la propiedad privada. Yo veo la gran propiedad privada a través de la inversión extranjera, lo demás son pequeñas propiedades privadas. Hay espacio en la sociedad socialista, lo que no quita el importante peso que tiene la propiedad estatal sobre los principales medios de producción.
«Un mito que afortunadamente se está rectificando en nuestro país es la identificación casi absoluta del socialismo con la propiedad estatal, o sea, que la propiedad social se entendía como propiedad estatal, y esto es errado. Hoy algunas personas están preocupadas porque piensan que nosotros, con las transformaciones que rompen este esquema, nos estamos alejando del marxismo. Y es todo lo contrario».
«Estamos siendo más marxistas. En todas las teorías de esta doctrina se brinda una concepción global del cambio que se impone, pero no hay ninguna receta de cómo hacerlo y se habla en todo momento de propiedad social, no de propiedad estatal. Habla de los principales medios de producción, no de todos porque puede y debe haber espacio para la propiedad individual».
—¿El socialismo trae mecánicamente los cambios y la igualdad social?
—No podemos pensar esto sin construir las bases para eso. El presidente cubano Raúl Castro lo ha dicho claramente cuando ha expresado que vamos a trabajar por una igualdad no igualitaria.
— ¿Tiene que haber divorcio entre socialismo y religión?
—No debe haber, esto puede ser un error que se paga a corto o largo plazo. No se pueden barrer las subjetividades y las creencias humanas. Nosotros tenemos un Estado laico y tenemos muy bien definido en la Constitución las relaciones Iglesia- Estado, pero no podemos transgredir la individualidad humana y sus derechos. Justamente, lo contrario a la homogeneización de la sociedad es admitir la diversidad social y trabajar desde esa diversidad para enriquecer el proyecto.
—Las teorías del socialismo provienen del llamado materialismo dialéctico. ¿No hay espacio entonces para el idealismo?
—Se ha dado una subestimación de la subjetividad humana y al hombre no se le pueden quitar sus ideales. Hay una relación entre ideales y realidad que tiene que estar en armonía. La transformación de la subjetividad no es mecánica y los sujetos no son receptores pasivos ante los cambios.
«No puede haber socialismo sin un cambio civilizatorio, cultural, no puede ser solo estructural o económico. La subjetividad tiene mucho que ver con la interpretación que hace el individuo de las transformaciones que se hacen y su interacción con la sociedad. Y si hoy, por ejemplo, se habla de que se ha resquebrajado el valor trabajo ahí influye la subjetividad».
—Se asocia el capitalismo a la opulencia y el despilfarro, y el socialismo, por su parte, a la austeridad, lo práctico, lo utilitario. ¿Tiene necesariamente que ser sinónimo de racionalidad extrema, dureza o escasez?
—Durante muchos años se manejó erradamente el concepto de que en el socialismo el mercado no cuenta, y el mercado sí cuenta porque es una categoría y un pacto de realización de la mercancía, pero no puede dominar la sociedad. Tiene que haber equilibrio entre planificación y mercado, pero también tenemos que ser más creativos a la hora de trasmitir nuestros mensajes. Tenemos que romper ese esquema de socialismo como austeridad ciega, aunque nunca debemos perder de vista la racionalidad porque no puede surgir sobre la base del despilfarro.
«En el capitalismo, detrás de ese mensaje que te trasmite opulencia, hay muchas contradicciones y conflictos ideológicos, teóricos, humanos; hay altos índices de violencia, endeudamientos y frustraciones por la búsqueda exacerbada de ese ideal de opulencia. El socialismo no está para nada reñido con la búsqueda de una sociedad próspera, siempre que sea sostenible».
Foto: ForoComunista
— ¿Es una utopía el socialismo?
—El revolucionario no puede renunciar a las utopías, pero una utopía razonable y la utopía socialista tiene basamentos muy fuertes en la realidad y en la racionalidad porque se construye sobre el análisis de la historia y de la sociedad.
—¿Podemos entonces afirmar que en Cuba se construye?
—Nosotros no podemos renunciar a la idea de que Cuba está en un proceso de construcción del socialismo, pero uno que sea próspero y sustentable. Esto es muy complejo porque no hay un concepto para ello. Fidel Castro lo expresó con claridad en ese memorable discurso del 17 de noviembre del 2005 en el Aula Magna de la Universidad de La Habana cuando dijo que el principal error que hemos cometido es pensar que sabíamos cómo se construye.
«De este reconocimiento se han desprendido un número importante de transformaciones que nos acercan a lo que queremos y estamos aún en un proceso de búsqueda objetivo y subjetivo. No bastan los cambios materiales, hay que avanzar con conciencia y el ser humano tiene que cambiar también».
—Partiendo del escenario cubano actual, ¿cómo ausculta el fenómeno?
—Hoy hay una apertura al capital extranjero, a la propiedad cooperativa y privada, pero lo que no debemos perder nunca de vista son los objetivos socialistas ni ponerlos en riesgo. El capitalismo es capaz de abrir cualquier banderín, pero nunca lo hará con nada que ponga en riesgo al sistema. Yo creo que estamos transitando hacia un proyecto más socialista que el que existía, con más libertades.
«Esta sociedad es más sincera, más abierta al debate y la crítica. Las personas pueden expresar sus desacuerdos sin que se piense que tienen problemas ideológicos. Tampoco podemos perder de vista que todos los socialismos son inéditos porque no hay dos sociedades iguales».
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