América Latina y el Caribe despertaron de la larga noche neoliberal en la que se hallaban sumidos. Con la nueva etapa política llegaron varios gobiernos progresistas o de izquierda dispuestos a cambiar por la vía electoral la fisonomía de todo un continente. Uno de los protagonistas de este proceso es Brasil. Un país que se ha ganado su espacio en la arena internacional y que ha experimentado un espectacular crecimiento económico con inclusión social, bajo el liderazgo del Partido de los Trabajadores (PT).
El 2014 es un año clave para la continuidad del proceso iniciado en el 2003 por el líder sindical Luiz Inácio Lula da Silva. El PT se enfrenta a nuevas elecciones en medio de un escenario interno y regional muy distinto al de 1980 cuando fue fundado. Sobre los retos y estrategias a seguir por la organización política, así como las relaciones de Brasil con su entorno geopolítico, Granma conversó con la secretaria de Relaciones Internacionales del PT, Mónica Valente, quien visitó nuestro país recientemente.
—¿Cuánto ha cambiado Brasil luego de tres triunfos electorales del PT?
—Para nosotros fue una sorpresa que nuestro partido, con Lula al frente, ganara alcaldías importantes en las primeras elecciones presidenciales después de la dictadura militar (1965-1985). Después del año 89 continuamos creciendo en los procesos electorales y eso fue dándonos una experiencia que no teníamos. En el 2002 llegamos al Gobierno con la capacidad para proponer un cambio. Ello nos dio la oportunidad de poner en práctica y con mucha más fuerza las políticas públicas que el PT había implementado inicialmente en las alcaldías donde gobernaba. El Partido creó su sello de identificación basado en el respeto a la inclusión social, la igualdad de oportunidades, la distribución de la renta. Todavía existen programas federales de esa época como el Bolsa Familia que han tenido tal aceptación que ni la propia oposición considera quitarlos en caso de un regreso suyo al Palacio de Planalto. Hoy, Brasil es otro país, gracias a estas políticas.
—¿Y esos cambios cómo se han reflejado en la política exterior?
—La actual política exterior de Brasil es producto del proceso iniciado por el presidente Lula, y continuado por la actual mandataria Dilma Roussseff. Brasil defiende una política exterior soberana de no sometimiento al mandato norteamericano y al capital financiero internacional. Dentro de esa posición está la apuesta por la integración entre los países comenzando por América Latina y el Caribe, con respeto a las diferencias. Nuestra política exterior defiende un mundo multipolar con fuerte compromiso con la paz, esboza la resolución de los conflictos a través del diálogo y manteniendo la soberanía con respecto a los demás países.
—¿Qué impacto han tenido en este sentido las alianzas con otros partidos políticos?
Desde la primera elección de Lula sabíamos que no ganaríamos si no hacíamos una política de alianza. Comprendimos que si no atraíamos otras alianzas no podíamos gobernar el país. Entonces comenzamos una política de alianzas más amplia pero sin dejar a un lado el núcleo más importante de nuestra política: el desarrollo económico y la inclusión social. Es una cuestión táctica para intentar que nuestras propuestas se apliquen en todo el territorio. Este es el panorama político nacional de cara a las elecciones de octubre. Llegamos a octubre con el resultado exitoso de las últimas elecciones municipales del 2012. Las encuestas muestran que si las elecciones fuesen hoy ganaríamos en primera vuelta.
—Medio mundo convergerá en Brasil con el pitazo inicial del Mundial de fútbol el próximo 12 de junio. Para el 2016 está prevista la realización de las Olimpiadas. Sin embargo, se ha visto una campaña en contra —aunque también a favor—, de estos grandes eventos deportivos. ¿Cuál es su opinión?
—El Mundial de fútbol y las Olimpiadas forman parte de una política para atraer grandes eventos internacionales a suelo brasileño. Los grandes eventos ayudan al desarrollo de la economía a través del turismo, las obras de infraestructuras, transportación urbana, aeropuertos, etc. La creación de 710 mil empleos permanentes y temporales, son solo un ejemplo de los beneficios de estas citas. Estudios de la Asesoría Técnica de la Presidencia y Embratur (perteneciente al Ministerio de Turismo) arrojaron que durante los 30 días de juego el país recibirá ganancias cercanas a los 13 mil millones de dólares. Sin embargo, los medios de comunicación afines a la oposición pretenden manchar la realización de la Copa diciendo que Brasil no tiene la infraestructura necesaria en las 12 ciudades sedes del Mundial. También atacan manifestando que hemos cogido dinero público, de la educación y de la salud, para financiar las obras, pero eso no es así ya que la construcción de los estadios de fútbol se realizó a través de préstamos del Banco Nacional de Desarrollo Económico a los dueños de los clubes de fútbol, ya que los estadios son privados.
—¿En qué estado se encuentran las relaciones entre Brasil y Cuba?
—Son unas relaciones muy fraternas. Algo que nos ha unido en estos últimos 20 años fue la iniciativa del Comandante Fidel y de Lula de crear el Foro de Sao Paulo (FSP) la principal estrategia de los partidos de izquierda y progresistas para enfrentar al imperio y el neoliberalismo. En los inicios del FSP era impensable que años después estuviéramos gobernando en Brasil, Argentina, Uruguay, Venezuela, Nicaragua. El Foro es hoy el principal instrumento de articulación de partidos de izquierda del mundo.
“Otro tema que nos interesó en nuestra visita a Cuba fue el proceso de actualización del modelo económico. La discusión de los Lineamientos del Partido y la Revolución ha sido un proceso democrático y masivo a nuestro entender ya que incorporó a casi 8 millones de personas. El PCC ha tenido esa capacidad de prepararse para el futuro sin dejar de lado las conquistas del pueblo. Precisamente, Brasil se ha beneficiado de esos logros, únicos en el mundo.
“Ahí están los 11 mil médicos cubanos que con su presencia fortalecen la atención básica médica en nuestro país. Esos cubanos están haciendo una revolución en el sistema público de salud brasileño.
“Nuestras relaciones se desarrollan también en el plano económico. El mejor ejemplo es el interés brasileño por la oportunidad de inversión que representa el puerto del Mariel en Cuba. Brasil ha brindado una gran importancia al tema de las inversiones, un ejemplo de ello fue la presencia de la mandataria Dilma Rousseff en la inauguración de la terminal de contenedores del Mariel, en el contexto de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños de La Habana en enero pasado”.
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