Arthur González
Desde que se publicó la “Carta abierta al presidente Barack Obama, un apoyo a la Sociedad Civil en Cuba”, firmada por un numeroso grupo de personalidades de la vida política estadounidense, de inmediato ha sido atacada por los sectores más recalcitrantes de ese país, a lo que sumaron los integrantes de la mafia anticubana y los llamados “disidentes” internos, pagados por los 20 millones de usd anuales que aprueba la Casa Blanca.Para estos señores, cualquier cambio en la política fracasada de Estados Unidos hacia Cuba, debe ir precedido de la rendición del Gobierno cubano y su sometimiento a los yanquis.
El propio agente CIA, terrorista y prófugo de la justicia cubana, Carlos Alberto Montaner, es del criterio que las actuales reformas impulsadas por el Gobierno revolucionario “no están diseñadas para llevar al país hacia el capitalismo o la democracia”.
Cabe preguntarse ¿hacia dónde desea que Cuba se encamine? ¿Qué democracia es la que aspira para el pueblo cubano?
Al parecer, lo que desean Montaner, Mauricio Claver-Carone, director ejecutivo del Comité de Acción Política Democracia Estadounidense-Cubana, los senadores Bob Menéndez y Marco Rubio, la representante Ileana Ros-Lehtinen, unidos a la inculta y grosera Berta Soler, la bloguera oficialista de Washington Yoani Sánchez y los asalariados Manuel Cuesta Morúa, Antonio González-Rodiles y José Daniel Ferrer, es que en Cuba se imponga nuevamente la “libertad” y “democracia” que existía hasta el 31 de Diciembre de 1958.
Si esos deseos se cumplieran, ninguno de los actuales “disidentes” internos se mantendrían financiados por el Gobierno norteamericano.
Berta Soler, Cuesta Morua, Guillermo Fariñas, Ángel Moya, Sonia Garro, Ramón Alejandro Muñoz, por solo citar a algunos, volverían a ser discriminados por el color de su piel y si alguno intentara protestar la avalancha de palazos sería peor a la que sufrieron sus antepasados.
Para tener una idea de los que sueñan los mafiosos adinerados de Miami, solo basta con analizar lo sucedido a un grupo de jóvenes que se dejaron llevar por los “cantos de sirena” de algunos “empresarios privados”, y fueron a parar a prostíbulos de Quito, Ecuador, donde las obligaron ejercer el oficio más viejo y explotado del sistema “democrático” que desean imponer en Cuba.
Los mafiosos anticubanos y sus asalariados internos, no acaban de darse cuenta que Cuba cambió radicalmente y sus ciudadanos desean mejorar, pero no retroceder a la situación del capitalismo del siglo XX.
De imponerse nuevamente ese sistema, los pobres no tendrán oportunidad de estudiar en las universidades, centros superiores de arte, deporte y el derecho al trabajo. La salud dejaría de ser gratuita y le impondrían los sistemas del Medicare, lo que es igual al “sálvese quien pueda”.
El deporte volvería a ser practicado solo en los clubes privados y las famosas “Morenas del Caribe”, del equipo de voleibol se transformarían en las “Rubias de Cuba” como eran hasta 1958.
Para esos asalariados que aúllan al compás del tambor del amo, solo cabe recordarle que: “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”.
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