Arthur González
Documentos oficiales norteamericanos publicados por el propio Departamento de Estado, confirman que la llamada “oposición política” en Cuba fue creada y financiada por la CIA desde 1960. En el 2014 la Casa Blanca continúa aprobando anualmente un presupuesto de 20 millones de dólares para mantenerla, a la par de un conjunto de proyectos, programas y acciones para destruir a la Revolución cubana, dentro esto se encuentra la ficticia “Mesa de Iniciativa Constitucional”.
Variados han sido los espectáculos de ese corte en los últimos 20 años protagonizados por diferentes asalariados, entre ellos el “famoso” y costoso Congreso que pretendió llevar a cabo la vetusta Martha Beatriz Roque Cabello el 20 de mayo del 2005 y que fuera divulgado por la TV cubana, donde se le observó haciendo numerosas compras en supermercados con el dinero que le enviaron desde Miami para dicho evento y dándole vítores al Presidente George Bush.
En similar situación estuvo la recolección de firmas para apoyar el divulgado “Proyecto Varela”, en el que se demostraron falsedades y hasta personas fallecidas varios años antes en las listas, o cuando Elizardo Sánchez Santacruz Pacheco, incluyó entre los supuestos integrantes de su grupúsculo a pintores y literatos españoles del siglo XIX y a jugadoras del equipo de voleibol de Perú.
Hay que reconocer que estos elementos tienen una elevada creatividad para sacarle dinero a los yanquis, los que en su desespero por ver derrocada a la Revolución, le dan credibilidad a las cosas más inverosímiles que estos timadores les cuentan.
Un ejemplo de eso fue la ficticia “huelga de hambre” que protagonizó Martha Beatriz Roque, siendo apoyada por una funcionaria norteamericana de la Sección de Intereses en La Habana junto con la acaudalada bloguera oficialista Yoani Sánchez Cordero. Al final quedó demostrada la farsa en la propia TV cubana, cuando un vecino le pasaba frutas y vegetales para sostener una excelente dieta contra la diabetes mellitus que padece la contrarrevolucionaria.
Los opositores cubanos Manuel Cuesta Morúa (izq.), Leonardo Hernández y Rigoberto Hernández, integrantes del grupo disidente cubano Arco Progresista realizan una denuncia el 19 de octubre del 2010 en La Habana. Morúa esta trabajando en un proyecto proyecto para construir un consenso entre los actores políticos y de la sociedad civil, dentro y fuera de Cuba, acerca de una nueva propuesta constitucional. “
Ahora le tocó el turno al asalariado Manuel Cuesta Morúa, cabecilla del invisible movimiento “Arco Progresista”, quien busca un protagonismo en estas ligas, aprovechándose de la falta de figuras dentro de la acuñada mediáticamente “oposición” interna.
Para esto anunció, con respaldo de la prensa de Miami, que está dándole impulso a un supuesto “movimiento para reformar la constitución de Cuba”, para lo cual recolecta firmas y según afirma organizó el pasado 1ro de junio un total de 314 “Mesas de Iniciativa Constitucional”, nada menos que con “dos mil 400” participantes, como parte de un inventado proyecto para construir un consenso entre los actores políticos y de la sociedad civil, para redactar una constitución.
El ingenio criollo es tanto que a Cuesta Morúa se le escapó el gazapo de que en Cuba el único local con tanta capacidad es el teatro Karl Marx, situado en el reparto Miramar, donde se celebran actos políticos del Gobierno y los megaconciertos con estrellas de la música, el ballet y el teatro.
Si fueran ciertos los debates de la denominada “Hoja de Ruta Constitucional”, y verdadero el incremento de la “represión” en Cuba, según afirma la Comisión de Derechos humanos y Reconciliación Nacional que integra y dirige Elizardo Sánchez, cabe preguntarse: ¿cómo la policía política no impidió la aglomeración de tantas personas a la vez, sin que ocurriera ninguna “detención arbitraria” o las “represiones” de que son víctimas las rechonchas Damas de Blanco, al decir de su “presidenta” la inculta y grosera Berta Soler?
Todo hace indicar que este globo busca más dinero para darse la gran vida de la que disfrutan los que han alcanzado la categoría de Master en contrarrevolución.
Sin dudas, alguien no está diciendo la verdad y desde Estados Unidos tendrán que dilucidar con Elizardo, Berta y Manuel, quien de los tres está en lo cierto, no todos pueden tener la razón.
Quizás sería recomendable un buen método de comprobación, que no sea la aplicación del “detector de mentiras”, pues otros cubanos lo han burlado para engañar a la CIA y estos tres asalariados saben más que las cucarachas
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