
ARTEMISA.—Es un niño como los demás. Al artemiseño Raynner Amaro Alfonso le gusta jugar al tenis, a las cartas, al fútbol… solo que disfruta enormemente el ajedrez, y probablemente sea el primer cubano en conseguir el título de Maestro FIDE, con 11 años de edad, tras coronarse campeón del certamen panamericano escolar de ajedrez en El Salvador.
Raynner sumó siete victorias y unas tablas en nueve rondas, y lideró la categoría sub 13 desde la fecha inicial. El día de la sexta partida iba a enfrentar al que marchaba como segundo, a quien ya había vencido en el Centroamericano de Costa Rica: un nuevo éxito casi le hubiera garantizado ganar el evento. Pero el tráfico le impidió llegar a tiempo, y perdió por forfeit.
“Cuando logramos salir del embotellamiento, corrí como 300 metros a todo dar desde el parqueo. Lloré, me tiré al suelo y grité. Creí que se me había escapado el primer lugar. Luego descubrí en Internet que el emparejamiento —por el sistema suizo empleado— me daba la oportunidad de enfrentar a ese mismo adversario, el salvadoreño Moisés Melara. Sentí tremendo alivio”.
Había jugado de tal manera el torneo, que estaba rebosante de confianza, aun cuando le tocó conducir las piezas negras. Cuenta su mamá que le dijo por teléfono: “Nada más que gane, te llamo”. Y venció en 26 movimientos.
El pequeño trebejista no consigue ni quiere ocultar su alegría; la casa todavía permanece llena de amigos que acuden a felicitarle, y el teléfono no para de sonar. Por si no bastara, adicionó 12 puntos a su Elo, por lo cual acumula 2003, y fue invitado tanto al Campeonato Mundial como al Panamericano de 2015.
Según reveló, entrenar con el Gran Maestro Walter Arencibia le ha repercutido en la táctica y la estrategia, especialmente en la ampliación de su repertorio, con diversas variantes de la Apertura de Peón Dama, que le tornaron impredecible para sus rivales.
“Hace tres años, en un viaje de vacaciones, vi a mi papá jugando con mi hermano y mi tío. Me pareció que ese era un mundo muy emotivo. Entonces, le dije: ‘Papá, papá, quiero aprender’. Y él me enseñó.” Desde aquel día, le quedó menos tiempo para la televisión, la pelota o las bolas.
“El año pasado casi no tuve vacaciones. Pasé julio y agosto practicando ajedrez, preparándome para las competencias fundamentales. Pero yo me divierto mucho con el ajedrez, aunque también con el fútbol y la pelota.
“Me gusta disputar partidas de rapid transit con mis amigos. El ajedrez es mi pasión. Quiero seguir los pasos de Leinier y llegar a ser alguien notable en las primeras categorías de Cuba; luego, pensar en mi Elo para subir en el ranking mundial”.
Uno de sus principales rivales, Félix Lores, de Holguín, es su mejor amigo en el mundo del ajedrez, como Roly y Malena, su papá y su mamá. “Son mi inspiración y apoyo. Ellos viajan conmigo por toda Cuba, me acompañan a donde vaya a jugar”.
También comparte esta aventura en el aula con sus amigos Leandro y Anier, les cuenta sobre lo que sucede en esos viajes, cuando otros chicos intentan hacerle inclinar su rey… y terminan rindiendo el suyo.
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