
LA HABANA.— El Pleno del Comité Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), realizado ayer en la capital, fue una ocasión propicia para exponer los proyectos desarrollados por esta organización en la labor de protección a la juventud y la infancia.
Olga Lidia Tapia, miembro del Secretariado del Partido Comunista de Cuba, expresó su satisfacción con la amplia gama de vivencias comentadas por las federadas, a las cuales calificó de muy concretas y despojadas de fanfarrias y discursos vacíos.
Sin embargo, una preocupación que no desaparece, señaló, es que si bien son meritorias estas estrategias para ayudar a los menores desatendidos, ¿por qué existen, en primer lugar, estos muchachos víctimas de la negligencia? ¿Por qué hay que esperar a hacer una investigación para enterarnos de situaciones que ocurren en nuestro propio barrio?
El trabajo preventivo debe intensificarse, y para eso, es necesario acudir a las personas, como hicieron 10 mil 500 universitarios, que tocaron puerta por puerta y se sentaron a conversar con las familias de los pequeños que sufrían algún tipo de desamparo: no fueron todos los alumnos de la educación superior, pero se hicieron sentir, expresó.
María Elena Echavarría y Ennedys Ramos, federadas de las provincias de Granma y Guantánamo, respectivamente, compartieron las experiencias desarrolladas en sus territorios con menores hijos de reclusos, sin amparo filial, matriculados en escuelas de conducta o habitantes de zonas consideradas marginales.
Las ponentes coincidieron en los resultados beneficiosos de las intervenciones realizadas por la FMC, pero transmitieron igualmente su preocupación de que casi siempre estos proyectos no rebasan el área de un municipio, a veces ni siquiera un barrio, y para lograr una verdadera armonía social es necesario generalizarlos a todo el país.
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