Lloris apurado, la zaga al desnudo, los ferraris verdes nigerianos desbordando por ambos laterales. Esa fue la imagen de una Francia desdibujada en el Estadio Nacional de Brasilia, hasta poco más del minuto 60, donde Deschamps apostó por la entrada de Griezmann y este le cambió las revoluciones a los franceses… y al partido.
Esa contundencia a todo tren y viva voz practicada por los galos en la etapa preliminar desapareció ante las “águilas verdes”, que les encajaron en la justa medida con esa rapidez endemoniada, presión en el medio campo, replicados sus jugadores sobre la cancha y Enyeama inmutable bajo los tres palos.
Del otro lado Odenwingie, Emenike y Moses inquietaban y bombardeaban el arco de lloris, protegidos por la férrea tarea en contención de Onazi y Obi Mikel y el control de la posición como Mariscal de campo de este último.
Por suerte, lupa y bisturí en mano, el técnico galo hizo el corte justo allí donde se avizoraba la herida: Benzema carecía de fluidez, estaba trancado, sin el destilar de su genio, especialmente en la asociación con Giroud que no resultó tal y justo eso hizo el timonel, enviar a Griezmann al frente de vanguardia.
La inyección de este vino a ser como la luz sobre la grama, entonces los galos se hicieron de la Brazuca, reapareció Benzema, formó una yunta envidiable con Griezman y la carreta gala comenzó a despejar el velo gris y a tener vestigios de verdaderos Bleus.
Como lastre en contra de los nigerianos pesaba el hecho de no haber sido eliminados los franceses en octavos de final desde aquel 2-3 ante Austria en 1934.
El asedio comenzó, disparo al travesaño de Cabaye, tiros de esquinas sucesivos, hasta que el portento de ébano de nombre Pogba puso su firma y cabeceó rumbo a cuartos en el minuto 79.
Su talento lo había evidenciado antes, en la mejor corrida y fogonazo de primera en el periodo inicial, fortuitamente atajada por Enyeama.
Esa fue la tónica, una batalla de tú a tú, de dame y toma en el tiempo de apertura, una Francia que sufrió, un Lloris inquietado por las llegadas de sus adversarios, Musa ganándole el pulso a Debuchy…
Se imponía un freno al ritmo intenso del encuentro, pues las mejores tajadas del ir y venir tenían el cuño nigeriano, aderezado por demás con un balance favorable ante elencos europeos (cinco victorias, un empate y cuatro derrotas).
Pero con la diana de Pogba, en claro error de Enyeama al salir, crecerían las brechas de los africanos, los abrumaría el desconcierto, tanto en el carácter como en el desorden táctico sobre el césped, al punto de que Yobo la mandó a guardar en propia puerta, el segundo autogol favorable a los franceses en este Mundial. Menuda suerte y récord inédito pues en una misma edición a ninguna otra nación les habían sonreído los contrarios con una tanto.
El Maracaná, en cuartos, ya tiene uno de los protagonistas de su próxima obra. Pese al sufrir, Francia festejó. De ser Alemania su oponente se reeditaría una batalla que tiene en el recuerdo las instantáneas semifinales de 1982 y 1986, nada gratos para los galos. Ya descansan, y enrumba su croquis estratégico Deschamps. Intentará en el Maracaná volver a colocarse esa casaca contundente de Les Bleus en lugar de la grisácea de octavos.
Ficha del partido
Francia (FRA): Lloris; Debuchy, Varane, Koscielny, Evrá; Pogba, Cabaye, Matuidi; Valbuena (Sissoko 91’), Giroud (Griezmann 62’), Benzema.
Goles: Pogba 79’
Tarjetas: Matuidi 54’ autogol-Yobo 90’
Nigeria (NGR): Enyeama; Oshaniwa, Ameruo, Yobo, Ambrose; Obi Mikel, Onazi (Gabriel 59’), Victor Moses (Nwofor 89’), Odemwingie, Musa; Emenike.
Goles:
Tarjetas:
Árbitro: Mark Geiger
Estadísticas
Posesión: NGR-51%, FRA-49%
Disparos a puerta: NGR-8, FRA-15
Faltas: NGR-15, FRA-12
Fuera de juego: NGR-2, FRA-3
Estadio: Nacional de Brasilia
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