Por Lázaro Fariñas*/Foto Virgilio Ponce –Martianos–Hermes–Cubainformación.- Por fin, y por un tiempito, los ciudadanos de este país pueden encender tranquilamente la televisión y disfrutar de su programa favorito sin tener que sufrir el calvario de un barraje de anuncios políticos en los cuales más que proponer ideas para resolver las crisis presentes y futuras, lo que hacen es anunciar las bondades de los candidatos que los patrocinan y desprestigiar a sus rivales. Millones y millones de dólares se han gastado los políticos en esta última elección de medio término en los Estados Unidos. Para hacerse una idea, solamente en campaña electoral para un puesto de congresista federal entre dos descendientes de cubanos en el sur de La Florida, se gastaron alrededor de 15 millones. Tengo que aclarar que el puesto de congresista federal en los Estados Unidos es de dos años, y pasados los mismos, se pueden reelegir indefinidamente, por lo que muy pronto comenzaran otra vez con la misma cantaleta y el mismo gastadero de dólares.
Y nada que decir de los candidatos a la gobernación del Estado, quienes gastaron, entre ambos, decenas de millones de dólares en anuncios políticos. No hubo un solo día, en los últimos seis meses, que el buzón de correo no se encontrara atiborrado de propaganda electorera. Después de esa cantidad tan enorme de propaganda en busca de votos, lo lógico era pensar que los precintos electorales se abarrotaran de posibles votantes y las urnas se llenaran de boletas, pero una cosa muy distinta sucedió.