La otra cara de la moneda – Hace 10 horas
La idea es de la Generalitat. Para cambiar las cochambrosas butacas de las habitaciones de los hospitales públicos ha tenido una ocurrente idea: que una empresa privada suministre unos sofas reclinables. Si el familiar quiere inclinarlo para tumbarse tiene que pagar 5 euros por noche, que sirven para pagar a la empresa que ha suministrado los sofás sin coste para el hospital.
La medida, que se suma a otras iniciativas para cobrar por servicios anejos a los sanitarios y a los recortes ha causado malestar y gran revuelo entre los usuarios de los hospitales catalanes. El sofá abatible se ha instalado ya en ocho hospitales concertados de Cataluña, los de Granollers, Vic, Sant Celoni, La Seu d’Urgell, Berga, Sant Pere de Ribes, Campdevànol y Blanes.
La directora de Economía y Servicios del Hospital de Granollers (Barcelona), Carme Padullés, ha reconocido a Efe que han recibido 17 quejas de acompañantes por tener que pagar por reclinar la butaca, aunque ha señalado que son muchas más las peticiones para hacer uso de este servicio, y ha subrayado que el número de quejas por ello es “ínfimo” comparado con las que recibe por las listas de espera. Pero muchos pacientes y usuarios consideran abusiva la medida. Porque si no tienes dinero para pagar esos 5 euros por pasar la noche mínimamente cómodo en un sitio al que vas por causa de fuerza mayor, te facilitan una vieja o nueva butaca, en la que puedes acabar completamente apaleado tras una noche entera en ella.
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Padullés reconoce que decidieron instalas estas camas porque les han permitido ir cambiando las viejas butacas, que no eran reclinables, sin coste alguno. Es la empresa suministradora, Decam, la que cobra los cinco euros por noche de los usuarios (hay un abono de cinco noches por 20 euros), tal como ocurre con otras empresas en los servicios de vending o de televisión, que también es de pago. Decam también se encarga del mantenimiento de las butacas.
Padullés ha defendido que las butacas son también para el uso, totalmente gratuito, de los pacientes, ya que las enfermeras llevan una tarjeta-maestra que les permite mover, reclinar o levantar la butaca para que durante el día el paciente que lo requiera pueda estar más cómodo.
La empresa de los sofás también ha salido al quite. Dice no entender las quejas de los usuarios porque las antiguas butacas eran mucho más incómodo y viejas y los hospitales han podido renovarlas “sin coste alguno para ellos”.
Sin duda, esta no es la primera polémica sobre la privatización de servicios en los hospitales para conseguir nuevas vías de financiación. Pero son medidas que están rompiendo el acceso universal en condiciones de equidad a los servicios públicos sanitarios. Algunos hospitales catalanes por ejemplo ofrecían hace un par de años una habitación privada si se pagaba por ello. Hace dos años algunos centros pusieron en marcha esta medida.
Ahora ha vuelto a recrudecerse la polémica porque distintos medios han denunciado que se están haciendo y la Generalitat de Artur Mas dice haber abierto una investigación oficial sobre si los hospitales catalanes lo están haciendo. Ta de por sí preocupa que se pueda estar haciendo y que el Gobierno catalán no lo sepa o diga que no lo sabe.
IDNet Noticias
@Jorcha
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