
ARTEMISA.—En un espacio donde confluyen diversas miradas y puntos de vista, se propicia el intercambio cultural y es común conquistar utopías y varios amantes del audiovisual estrechan lazos tanto en el ámbito profesional como en el personal. Considerada como una de las instituciones más importantes de su tipo a nivel mundial, la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños, acoge cada curso escolar a jóvenes de varios países, a los cuales les unen objetivos comunes.
Desde su creación como filial de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, el 15 de diciembre de 1986, ha defendido los sueños de quienes le dieron vida: el escritor colombiano Gabriel García Márquez; el poeta y cineasta argentino Fernando Birri; y el realizador y teórico cubano Julio García Espinosa, quienes contaron con el apoyo del Comandante en Jefe Fidel Castro.
Como expresara Birri y ha quedado plasmado en una tarja que recibe al visitante, este sitio nació: “Para que el lugar de la utopía, que, por definición, está en ‘Ninguna Parte’, esté en alguna parte…”.
En los inicios se pretendía la constitución de una Escuela de Tres Mundos, para alumnos de América Latina, África y Asia, sin embargo, miles de profesionales y estudiantes de más de 50 países la han convertido en “la Escuela de Todos los Mundos”.
DESDE SAN ANTONIO SE HACE CINE Y TELEVISIÓN
Ubicada en la finca San Tranquilino, apenas a unos kilómetros de la cabecera municipal del referido territorio, “la institución cuenta actualmente con alrededor de 80 estudiantes en el curso regular, provenientes de más de 25 países; y según comentan, ha hecho de este municipio, el más filmado del mundo”, asevera María Julia Antuña, coordinadora de Relaciones Internacionales.
El curso regular consta de un programa de tres años y ocho especialidades: Dirección de Documentales, Dirección de Ficción, Guion, Fotografía, Sonido, Edición, Producción, y Televisión y Nuevos Medios (esta última se incorporó hace solo tres años).
“Los interesados en ingresar en la modalidad deben tener entre 22 y 28 años, dos años de universidad aprobados en cualquier especialidad, y han de someterse a exámenes de cultura general y de la especialidad por la que optan. Las pruebas se hacen en sus respectivos países. De 300 a 500 estudiantes solicitan en cada oportunidad, y se seleccionan unos 40”, explica.
“El primer año es de polivalencia, es decir, común para todos, y luego se adentran en las particularidades de cada perfil”, acota.
Cada año, la EICTV recibe a más de 300 maestros de diferentes naciones, profesionales activos que comparten sus conocimientos con los estudiantes. Según María Julia, “este proyecto es único en el mundo en su concepción y forma de enseñanza”.
Además, se desarrollan otras modalidades como los talleres internacionales y los cursos de altos estudios.
Sobrepasan los cien premios en festivales nacionales e internacionales, los conquistados por egresados de la institución con su quehacer. Cineastas hoy renombrados se han formado aquí. Así mismo, la EICTV ha merecido múltiples reconocimientos; entre estos obtuvo en 1993 el premio Roberto Rossellini, en el Festival Internacional de Cannes.
ENSEÑAR APRENDIENDO Y APRENDER ENSEÑANDO
El venezolano Marco Santaniello fue estudiante primero y actualmente es el coordinador de la cátedra de Fotografía. “La experiencia marca un antes y un después en la vida de quienes pasan por aquí, no solo a nivel profesional y académico, sino también a partir del aspecto humano. En la convivencia diaria se da un intercambio cultural, se generan lazos y alianzas para el resto de la vida, pues muchos egresados, indistintamente de los países de donde son, buscan siempre unir fuerzas y generar proyectos de producción”, señala.
“Desempeñarme como docente ha resultado un nuevo aprendizaje. Ha sido no solo la oportunidad de multiplicar conocimientos, sino de aprender de lo nuevo que torna cada uno de los oficios del cine, pues todo avanza a una velocidad tan vertiginosa que es necesario actualizarse constantemente. Venimos a enseñar aprendiendo y a aprender enseñando”, agrega Santaniello.
“La combinación de teoría con práctica es permanente y constituye la base de la filosofía educativa que defendemos; aquí lo de aprender a hacer, haciendo, se aplica en todo momento”, precisa.
La cienfueguera Laura Conyedo cursa el tercer año de Guion, y en el momento de nuestra visita se encontraba inmersa en la realización de la tesis de grado. “Estar aquí ha sido una oportunidad única, el centro tiene un rigor académico y una enseñanza con la cual vas a vivir el resto de tu vida; es una puerta al mundo, al poder compartir y ver lo que piensan jóvenes de otros lugares, nutrirte de eso, y a la vez aportar enseñanzas de nuestro país, y usarlo todo para un hecho artístico, para completar una estética, una manera de ver el mundo, de filmarlo, de escribirlo, y de grabarlo en sonido”.
Mientras, Akley Olton, de San Vicente, estudia Fotografía; lo encontramos trabajando en su ejercicio de primer año. “Hay mucha apreciación para el arte en Cuba, en mi país es diferente; soy de los primeros en comenzar este camino en el cine, y para mí es un privilegio tener esta oportunidad”.
La escuela es “un convento de cine”, decía Gabriel García Márquez; mientras, Julio García Espinosa afirmaba, es “una Isla dentro de una Isla”; y precisamente es eso, un lugar tranquilo, donde los muchachos están concentrados en lo que deben hacer, ilustra María Julia.
Y es que, quienes crecen como profesionales en este sitio, no desisten ni un momento en el empeño de darle vida a sus ideas en la pantalla, de llevar sus historias a imágenes, de hacer… cine y televisión.
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