
Guillermo González Camejo “Rubalcaba”, tocaba violín, saxofón, clarinete, y piano. Falleció en La Habana el 8 de septiembre del 2015, había nacido en Pinar del Río el 10 de enero de 1927.
Perteneció a una dinastía de músicos, que se remonta al siglo XIX con Jacobo González Rubalcaba (Sagua la Grande, 28 de noviembre de 1895 – 1960), quien fuera trombonista, compositor, maestro, director de banda y de la Orquesta Rubalcaba; compuso El cadete constitucional, danzón antológico.
En 88 años de vida Rubalcaba transitó un largo camino en la música cubana. Y una de sus etapas es poco conocida. Fue quien encaminó a Juan Formell en el trabajo musical del centro nocturno, en el Club Barbarán.
“En 1963 –me contó Gonzalo- Juan Formell llega a trabajar al Club Barbarán, donde presentaban un show con figuras como Dunia la Taína, Los hermanos Bermúdez, Pepín Vaillant, Eddy Álvarez (hermano de Fernando Álvarez, un gran bolerista cubano) y Orlando Vallejo.
“El Barbarán tenía tremendo swing. Yo estaba dirigiendo un combito con trompeta, saxo y piano, entonces Juanito (Juan Formell) me dice que quería quedarse con mi combo. Yo lo conocía del barrio Príncipe, donde radicaba. Juanito vivía cerca (al doblar en la calle Hospital) con su novia Naty. Tú sabes que todos los cubanos se conocen.
“Entonces lo acepté en el combo. A veces me pedía permiso para cantar por ahí, le gustaba eso. Él se desenvolvía con muchas cualidades, estaba bien preparado. Yo tengo una foto de esa etapa”.
Es de enorme importancia observar la trayectoria de Gonzalo Rubalcaba:
“Yo empecé haciendo cosas en la emisora CMAB de Pinar del Río, fui violinista de las orquestas de Ñico Suárez, de la CMQde La Habana, de la Orquesta Montecarloy del Combo Los Churumbeles.
“En la década de 1960 trabajé en los centros nocturnos Maxim, El Gato Tuerto, el St. John´s y Barbarán.
“En 1963 me uno a la Orquesta de Jorrín y viajamos a Malí, Ghana, Marruecos, Checoslovaquia, Rumanía, Alemania, Hungría y en 1967 estuve presente en la Expo 67 de Canadá.
“En la orquesta de Jorrín estuve de 1963 a 1974, me llevó Rubén González, quien pasó a la Orquesta de la Radio y la Televisión.
“En 1968 asumí la dirección de la Charanga Típica Cubana de Conciertos (convertida en la Charanga Rubalcaba).
“En la década de 1980 trabajé acompañando a Tito Gómez y al extraordinario danzonero Barbarito Diez.
“Hicimos un trabajo con Diego El Sigala, grabamos el disco “Dos lágrimas negras”, que tuvo éxitos de venta”.
El concepto musical de Rubalcaba partió, lógicamente del maestro de maestros Antonio María Romeu, por su modo de tocar, por sus inspiraciones, por su estilo especial, que interpretaba muy personal, en un verdadero talento de la pianística.
“Todos tenemos influencias del maestro Romeu. Además de esa influencia, yo estoy muy cerca del estilo de Rubén González, un equilibrio entre Peruchín y Lilí Martínez, estrellas de la pianística sonera”, afirmó.
Aprovechar la oportunidad para conversar sobre su hijo Gonzalito, y añadió: “Gonzalito es un pianista de condiciones naturales, le favoreció mucho su mano izquierda, una buena rítmica, que le da mucha fuerza.
“Mucho lo ayudó sus estudios de percusión, de la batería, como es el caso de muchos pianistas jóvenes de Cuba, tales como Emiliano Salvador y otros.
“Mi hijo sonaba las pailas con un baqueteo temible, recuerdo que en la pieza Gandinga, mondongo y sandunga, de Frank Emilio, con esos contratiempos que se fue aprendiendo.
“Guillermo Barreto, un músico tan crítico y conocedor del tema, se quedaba asombrado al verlo tocar, como redoblaba con perfecta exactitud, no podía creer que dominara tan bien esa técnica tan difícil.
“Gonzalito aprendió conmigo lo cubano y latinoamericano. En España cuando conocieron a Gonzalito se quedaron sorprendidos, por su digitación y mecanismo pianístico.
“Por algo, Dizzie Gillespie le dio aquel espaldarazo en el Festival Internacional Jazz Plaza, y no se equivocó”, puntualizó.
Rubalcaba con mucha gracia me cuenta de los avatares de Gonzalito para entrar en el conservatorio de música.
“Resulta que la maestra, jefa de cátedra, que le hizo la prueba, lo desaprobó por falta de condiciones, decían que no tenía ritmo.
“Le dije, yo soy músico y le demuestro que mi hijo tiene ritmo, le podemos poner un ejercicio bien complejo, bien sincopado, con un tumbao complejo; y mi hijo lo va a tocar magníficamente. Después usted lo va a tocar a ver si lo puede hacer igual”, señaló.
-¿Qué le dijo la maestra?
-Tras la demostración, lo aprobó.
La casita de Rubalcaba, cerca de las márgenes del río Almendares, en la barriada del Vedado, quedó como un pequeño museo musical de la familia. Allí se mantiene la que fuera la esposa Felicita, quien conserva con mucho celo recuerdos y fotos de la etapa del proyecto del Buena Vista Social Club, y de muchos compañeros de la música como son Adalberto Álvarez, Frank Fernández, Artemio Castañeda (Maracaibo), Elio Revé, Diego El Sigala, Rubén González, Papy Oviedo, Xiomara Valdés, Leo Vera, Julito Padrón, Reinaldo Creagh, Harold Gramatges, Paulo FG, Tata Güines y muchos más en su larga trayectoria musical.
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