Es cada vez más evidente la raíz humanista del discurso pictórico de un artista del cual Gabriel García Márquez afirmó que “mientras más conocemos su obra más la amamos, y más seguros estamos que de si de veras el mundo merece ser hecho de nuevo es porque se parezca lo más posible a su pintura”.
Con una realización espléndida, el libro-catálogo ofrece información visual de las obras presentes en la muestra, e incluye un esclarecedor ensayo de la curadora Hortensia Montero y una imprescindible y enjundiosa entrevista al artista a cargo de Clara Astiasarán en la que este ofrece precisiones biográficas y conceptuales sobre su obra. A esto se suma una memoria de la exposición retrospectiva que 30 años atrás ocupó el propio museo.
El historiador y crítico Rafael Acosta de Arriba destacó en la presentación del catálogo que “estamos hablando de un creador que ostenta y utiliza lo que pudiera denominarse una sensibilidad inteligente, es decir, la armoniosa combinación de un espíritu sensible y delicado, fino y sutil, con una gran capacidad intelectual nutrida de numerosas lecturas y meditaciones o, lo que es casi igual, una espesa cultura acumulada”.
Luego, en conversación con el público, Sánchez dijo que “al observar la obra actual de los artistas de mi país, no deja de maravillarme el hecho de que siendo una isla tan pequeña genere tanta creatividad”.
Afirmó que con esta exposición un ciclo se cierra y otro se abre: “No es que vaya a haber una ruptura en mi producción sino que miro las cosas de un modo diferente y me apropio de la realidad, sin prejuicios, con toda la intensidad posible y a partir de mi propia experiencia vital. Eso comencé a comprenderlo cuando hace unos años sufrí un infarto, que me había sido pronosticado. Un astrólogo me dijo, con décadas de antelación, que en determinada fecha llegaba al final del camino, pero sobreviví. Parece que no era un anuncio de muerte sino de renovación, el comienzo de una nueva vida que se va reflejando en mi obra y en los intereses que voy abordando. Le doy un valor mucho mayor al ser humano, al milagro de la propia existencia, a la relación con la naturaleza. Ahora veo lo que me rodea de un modo más cercano”.
En cuanto a su oficio artístico, aseguró que “pudiera estar trabajando toda la vida en el mismo cuadro, perfeccionándolo; después de mucho tiempo lo firmo, pero cuando lo veo en una galería, me siento insatisfecho pues me parece que todavía le falta algo”.
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