

Los resultados de las elecciones catalanas del 27 de septiembre abren un periodo de incertidumbre para la región pues ninguna formación política logró por sí sola la mayoría absoluta. En esta situación, se hace necesaria una negociación para la formación del Gobierno catalán que se prevé difícil por los diferentes programas y aspiraciones de los partidos ganadores.
La coalición nacionalista Junts pel Sí (Juntos por el sí), integrada por los partidos Convergencia Democráctica y Esquerra Republicana de Cataluña (CDC-ERC), obtuvo 62 escaños; solo le faltaron seis para obtener la mayoría absoluta en el Parlamento regional.
Mientras, Candidatura d’Unitat Popular (CUP), el otro partido que propugna un proyecto independentista, logró diez escaños en el Parlamento regional.
Por lo tanto, el conjunto de partidos que apoyan la independencia de Cataluña obtuvo, en las elecciones legislativas regionales, una totalidad de 72 escaños de los 135 del Parlamento, pero no una mayoría de votos con un 47,74 %.
En este escenario, una de las opciones políticas sería que Junts pel Sí del presidente de la Generalitat (gobierno) Artur Mas, pactara con la CUP liderada por Antonio Baños. Sin embargo, la alianza entre ambos partidos no será fácil de lograr, pues la CUP aseguró que para seguir con la hoja de ruta firmada por los miembros de la lista unitaria guiada por Junts Pel Sí, los independentistas debían lograr un apoyo del 55%.
Otro de los principales obstáculos es quién ocupará el cargo de presidente de la Generalitat. Aunque Mas no encabezaba la candidatura de Junts pel Sí, liderada por Raül Romeva, si existía el compromiso de que este repitiese en el cargo.
Sin embargo, el dirigente de la CUP señaló que las acusaciones de corrupción contra Convergencia Democrática y las privatizaciones realizadas por el gobierno en los últimos años golpean la envestidura de Mas por tercera vez consecutiva. A pesar de esto, Junts pel Sí pretende seguir adelante con su hoja de ruta y anunció que iniciará conversaciones con la CUP.
¿CUÁL ES EL PRÓXIMO PASO?
Una vez elegido el próximo presidente de la Generalitat —sea o no Mas—, no se realizará una declaración unilateral de independencia, sino una declaración solemne del Parlamento de Cataluña “de inicio del proceso de constitución de un Estado”. Esto irá acompañado de un “ofrecimiento de negociación desde el primer momento” al Estado, indicó El País.
En paralelo, el Gobierno catalán pretende comunicar a las autoridades de la Unión Europea y a la comunidad internacional su decisión por si deciden “involucrarse en estas conversaciones”. Aunque Mas aspira a “seguir estando dentro del marco de la UE y del euro”.
Según la hoja de ruta, el primer objetivo es emprender la elaboración de un proyecto de texto constitucional antes de diez meses, abierto a la participación ciudadana y supeditado a un referéndum posterior. El texto pactado agrega que la Generalitat crearía las estructuras necesarias para el nuevo Estado catalán como son seguridad social, acción exterior, transición de infraestructuras estratégicas, servicios sociales, suministro energético, salud, entre otras.
En varias ocasiones, Mas ha reiterado que el PIB de Cataluña es el más alto de España, y que la región es una de las regiones autónomas más desarrolladas económicamente en España, señaló Europa Press. Precisamente, una de las aspiraciones más importantes de los independentistas, es que si Cataluña se independiza, esta no tendría que pagar impuestos a Madrid. Además, los catalanes consideran que si rompen con España podrán participar más en la toma de decisiones sobre sus propios asuntos.
Y SI CATALUÑA ABANDONA ESPAÑA…
Expertos explican que se traduciría en una posible salida del Banco Central Europeo, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional y el Fondo Social Europeo, importantes organismos económicos europeos. De igual manera, provocaría la fuga de empresas de la región, elementos que afectarían a la economía catalana.
Otra cuestión importante es el tema de nacionalidad. El ministro español de Exteriores y Cooperación, José Manuel García Margallo, aseguró que los catalanes perderán la nacionalidad española si se independizan. Sin embargo, el artículo 11 de la Carta Magna establece que “ningún español de origen podrá ser privado de su nacionalidad”. Para algunos la lógica indica que al romper con su nación de origen es porque se desea ser nacionales del nuevo Estado.
Por su parte, Junts pel Sí sostiene que con la independencia todos los catalanes podrán mantener la nacionalidad española si quieren. Lo cierto es que en la legislación española no existe ningún precedente porque no se ha contemplado la posibilidad de una ruptura de la unidad nacional.
En este contexto, días después de las elecciones regionales, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña citó como imputado a Mas, a la exvicepresidenta del gobierno regional Joana Ortega y a la consejera de Enseñanza Irene Rigau. La citación obedece a varias querellas presentadas a fines del 2014 en consideración de que desobedecieron al Tribunal Constitucional al organizar la consulta, cuya suspensión fue decretada por ese órgano.
La Generalitat describió la citación como una instrumentalización política de la justicia por parte del Gobierno central. Mientras, el presidente español, Mariano Rajoy negó que su Ejecutivo hubiera intervenido para imputar a Mas y ha manifestado en numerosas ocasiones su negativa a iniciar negociaciones con las autoridades independentistas de Cataluña.
Si bien es cierto que el futuro de Cataluña es aún desconocido, también están las implicaciones de sus proyecciones independentistas, las cuales podrían influir en procesos independentistas de otros territorios españoles y del resto de Europa.
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