
Por Katy García – PrensaRed / Resumen Latinoamericano/ 16 de marzo, 2016 .- El martes pasado se realizó la charla debate: “Homenaje a Rodolfo Walsh: los desafíos de la contrainformación; de Ancla a Resumen Latinoamericano”, a cargo del periodista Carlos Aznárez. Habló de su trayectoria junto a Rodolfo Walsh y el compromiso militante de ambos.Tiempo atrás fue denunciado por sectores judíos sionistas por defender la posición Palestina. Una avalancha de apoyos nacionales e internacionales en defensa de la libertad de expresión hizo que la archivaran. Moderó Mariano Pacheco.
Durante la apertura recordó que a principios de los noventa el sindicato tomó la decisión de interpelar a la Ley de Asociaciones Sindicales que solo permite afiliar al trabajador en blanco. “Nosotros cobijamos al trabajador precarizado o en negro que se sienta parte de la clase, lo abrazamos, tomamos su causa, y le brindamos las herramientas para avanzar en un proceso colectivo”, afirmó. Luego, saludó la presencia de los asistentes en su mayoría estudiantes y trabajadores autogestionados.
La secretaria de cultura, Ximena Cabral, contó que junto al prosecretario Mariano Pacheco evaluaron que este era el marco adecuado para concretar una visita pendiente con el periodista y mantener esta conversación acerca de los “desafíos de la contrainformación hoy, de su trabajo en ANCLA y Resumen latinoamericano, de la importancia de pensar desde esa perspectiva y sobre cuáles son las maneras de enfrentar desde la comunicación y la prensa al poder hegemónico para construir otro tipo de discurso”.
Entrevista a cielo abierto
Mariano Pacheco eligió el formato de una entrevista abierta para dialogar y darle pie al compañero para que exponga su extensa trayectoria periodística y militante y los años compartidos con Rodolfo Walsh. Para empezar trajo a la mesa una conocida frase de Walsh que habla sobre las ideas de las clases dominantes en relación a los trabajadores y la historia (1) y la cruzó con conceptos filosóficos de Walter Benjamin sobre procesos y políticas de construcción de la memoria.
Desde ese planteo, interrogó: ¿Cuál es legado de Rodolfo Walsh -más allá de la figura, la libretita, la remera o los afiches pegados en una facultad-, de sus prácticas, y praxis, en tanto que es un ejemplo, un faro, para quienes hacemos periodismo y participamos en la militancia popular. No solo porque tuvo la capacidad de generar esa especie de nuevo género de denuncia y de investigación periodística, sino porque estuvo ligado a una práctica militante, orgánica, en el marco de un proceso de transformación?
Aznárez compartió historias vividas junto al periodista, escritor, y militante montonero Rodolfo Walsh. Antes de hablar sobre la conformación de la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA, 1976) fundada por militantes montoneros en plena dictadura, se remontó a épocas anteriores. Como la revolución libertadora de 1955 que “arrasaba con todo lo que significaba peronismo y oposición; ésa jauría que mató tanta gente y tomó el gobierno en septiembre”. También resaltó el hecho fundamental que “Fue escribir en tiempos complicados Operación Masacre donde puso en práctica su teoría del periodismo de investigación que siguió durante toda su trayectoria periodística y nos legó una estructura de pensamiento que va más allá de la profesión. Es también una herramienta, una forma de ayudar, de trabajar junto a los desposeídos, los golpeados, lo humillados y los condenados de la tierra como diría (Frantz) Fanon”.
A pie de revolución
Walsh, dijo, admiraba la gesta deJorge Ricardo Masetti un luchador revolucionario que cayó en combate en la guerrilla de Salta y contó una anécdota protagonizada por este “periodista brillante” que había entrevistado al Che Guevara y a Fidel Castroen Sierra Maestra y enterado de que el material no llegó a destino volvió sobre sus pasos, la hizo de nuevo, y se difundió por Radio El Mundo. Así, se da a conocer que en Cuba había triunfado la guerrilla. Este tipo de periodismo era su preferido: “El que estaba a pie de las luchas, a pie de calle y a pie de revolución”. Y deslizó que despreciaba a ciertos intelectuales “orgánicos que predican desde un púlpito” y no están en la lucha cotidiana.
Convocado por Massetti, creador de Prensa latina, Walsh viajó a Cuba y junto a otros periodistas como Gabriel García Márquez trabajaron para que la revolución, que sufría una campaña de demonización del proceso revolucionario, se conozca en el mundo. “Otra que Clarín, miles de Clarines, organizados por la SIP. Rodolfo fue uno de los soldados fundamentales en ese proceso”, recordó.
También evocó la noche en que descifró “un cable encriptado de Associated Press (AP)” donde una filial de la CIA daba cuenta de una próxima invasión a Cuba desde Guatemala que logran desbaratar. “Esta hazaña periodística de Rodolfo fue una de las más importantes para el Che Guevara”, realzó. Al regresar de la isla siguió trabajando “con la idea de generar una matriz de investigación que tiene que ver con ir al terreno y contrastar la información que te ofrecía el mundo”.
Flaco salvame
Se conocieron en la CGT de los Argentinos un día que “Estaba lo más granado de la militancia antiburocrática con una excepción: el dirigente ferroviario José Pedraza que en aquel momento era de izquierda, muy radicalizado y los chuseaba de reformistas a los demás que eran peronistas. Miren como terminó”, observó. Esa noche, Raimundo Ongaro, estaba a punto de pronunciar un discurso y Rodolfo no tenía el grabador. Como vio que él sí, le dijo: “Flaco, sálvame”. Al otro día le llevó la cinta y le pidió colaborar. Así pasó a formar parte del periódico de la CGT de los Argentinos “Un diario fundamental para el movimiento de los trabajadores, dirigido por Walsh, que no solo controlaba la escritura sino la distribución que se hacía en cada pueblo y por el que se pasgaba un precio simbólico”. Precisó que uno de los artículos más logrados, daba cuenta de la lucha de los trabajadores en los ingenios azucareros que escribió poniendo en práctica el esquema de los colaboradores populares de cada lugar.
Además de hacer periodismo incursionaron en el terreno sindical. Junto a Lila Ferreyra, armaron la lista 26 de Julio en el gremio de prensa para desplazar a la conducción que estaba en manos del Partido Comunista. Al mismo tiempo, y sin saberlo, militaban en las Fuerzas Armadas Peronistas (FAR); para confluir luego en Montoneros y en el diario masivo Noticias tiempo desúés cerrado por los comisarios Villar y Margaride.
“Rodolfo Walsh no se quedaba en el escritorio, ni con la Olivetti tecleando, agarraba su maletín y se iba a los barrios y luego volcaba sus trabajos en el diario”, evocó.
Clandestinos
Tras el Golpe de estado Rodolfo le manifestó al grupo que “Ahora es el momento de hacer la agencia de contrainformación sobre todo para demostrar que en tiempos de clandestinidad podemos colaborar con los que siguen resistiendo. Era un momento de oscuridad informativa, de cierre de periódicos, de asesinatos de periodistas, de miles de decretos de necesidad y urgencia -como ahora, con Macri-, pero con el aditamento de que te cortaban la cabeza o te tiraban a una cuneta con cuatro balazos”.
La situación era difícil pero lograron perforar la censura para que la información sobre los secuestros y asesinatos llegara al pueblo. La mecánica consistía en “enviar la información a todos los medios para que nadie se hiciera el oso”. Y a los sectores de poder como la Iglesia, las fuerzas armadas, las policías y las empresas. Contaban con cuatro máquinas de escribir Olivetti y un mimeógrafo especial para papel tipo biblia. Una vez redactados los cables eran enviados por correo.
La masa de militantes aportaba información que luego contrastaban. “Así fuimos descubriendo con gran sorpresa el tema de los campos de concentración. No podíamos creer que la embestida represiva había llegado a esos niveles. Pensábamos que te capturaban o te mataban pero no que había algo más”, aseguró.
En todo momento resaltó la rigurosidad de Rodolfo en el manejo de la información y la creatividad en el uso de instrumentos que le permitieron por ejemplo escuchar conversaciones que provenían de los patrulleros. La información circulaba. Incluso en el exterior eran publicados textualmente. “Esto provocó que la dictadura armara su propia campaña de contrainformación. Crearon un centro piloto en Francia y enviaron a Elena Holmberg a quien terminan asesinando ellos mismos”, manifestó.
Periodismo y militancia
Tras la muerte de Rodolfo, muchos parten al exilio. A Lila la secuestran y Horacio Verbitsky continúa hasta septiembre de 1977.
Pacheco retomó la palabra. Dijo que “además de la calidad literaria y periodística de Rodolfo Walsh había que destacarlo como militante y combatiente revolucionario que murió con un arma en la mano”. Asimismo, lo reivindicó como un creador que aportó a la teoría política y al pensamiento crítico. Y agregó que además de laCarta a la Junta Militar había que rescatar otras como la dirigida a su hija Victoria y a sus amigos.
En este sentido el expositor analizó que “Rodolfo no tenía ningún temor de plantear sus críticas. Siempre lo hizo como un militante, que no se iba del país, y a través de los Papeles criticó a la conducción de Montoneros como un aporte para evitar el desastre. Y todo eso en un contexto donde el lenguaje de las armas era muy potente”, se explayó.
En aquel momento había dicho “Se vienen tiempos difíciles. Tenemos que refugiarnos como siempre lo hizo el peronismo en el corazón del pueblo y la vanguardia, no puede estar tantos kilómetros alejada, hay que preservar la militancia. (..) Decía que este proceso no iba a durar toda la vida. Y les adelanto algo: este tampoco”, dijo refiriéndose al gobierno de Macri.
“Desde Prensa latina fue siempre un militante revolucionario. No era un cuadro militar, pero siempre llevaba un arma porque sabía que los marinos lo querían vivo para mostrarlo como un trofeo. Se adueñaron de su última obra, de los documentos que escribía en la organización pero no le pudieron ganar la última batalla”, sentenció.
Respecto a la “La carta a la Junta Militar, sienta testimonio, con nombre y apellido, porque así iba a llegar a más gente. Cuando pienso en esa carta, también pienso en el Mayor Bernardo Alberte, un revolucionario. Fue el primer muerto que los militares arrojan desde un séptimo piso”. Le había escrito a Videla enrostrándole lo que estaban haciendo.
Abre Martínez de Hoz, cierra Macri
Vista parcial del Centro de Documentación
El disertante habló del presente y uno de los planes de entrega más potentes que comenzó con Martínez de Hoz y que hoy cierra con Macri.
“Llegamos aquí no solo porque la derecha imperial decidió hacer la embestida sobre el patio trasero, y que afecta a varios países, llegamos también porque el progresismo que representó un avance indiscutible en muchos temas, tuvo serias limitaciones. Tocó techo y comenzó a bajar”, evaluó. En esa dirección apuntó a los los problemas que considera centrales en esa caída y que son “el ingreso de las multinacionales y la naturalización de la corrupción” en un contexto de democracias vigiladas.
“Hay que tratar de salvar a estos gobiernos pero no jugar al suicidio y a perder como lo hizo un sector del gobierno. No ganó Macri, se suicidó el kirchnerismo”, opinó. “Ahora tenemos que pelear todos juntos. Para el pensamiento imperial todos somos el enemigo, vienen por nosotros y nos va a tratar de aniquilar”, prosiguió.
“Qué diría Walsh -siempre lo pienso-, estaría investigando por ejemplo ¿Donde esta Julio López? Reflexivo, abogó por la unidad en la acción, sin mezquindades, “más allá de que cada uno tenga sus pequeñas islitas, la única forma de pelear con los medios concentrados es llegar a la mayor cantidad de gente, estar atentos, y hacer cadenas para que circule la información y que no se oculten hechos graves como el ataque que recibió un joven militante de la diversidad sexual, en Miramar”, conluyó.
Nota
1- Se refiere a la frase: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”.
Foto: Mariano Pacheco, Carlos Aznárez y Ximena Cabral
Fotografías Carlos Cortez y El Ortiba.
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