
ARTEMISA.—Hace siete años María Teresa Pita decidió operarse por mínimo acceso, tras serle detectados cálculos en la vesícula. Consciente estaba de cuánto podría representar a su favor el hecho de optar por esta alternativa, en lugar de la tradicional.
“Se me presentó la oportunidad de que lo hicieran por ambas vías, y escogí esta, fundamentalmente por los beneficios para el proceso recuperativo”, comenta.
Y es que ante una posible operación, es obvio que siempre aparezca un temor previo y, aunque este no desaparezca, si nos comunican que es posible hacerlo por mínimo acceso, al menos se mitigan un poco los nervios.
Esta técnica ha tenido un avance vertiginoso a nivel mundial, particularmente en la última década, y consiste en realizar la intervención quirúrgica mediante pequeños orificios a fin de extirpar diversos órganos y emprender diferentes procederes quirúrgicos, sin efectuar una amplia herida operatoria.
Poner en práctica el referido método constituye una meta para muchos de quienes se desempeñan en la rama quirúrgica. Así lo ratifican un grupo de profesionales del hospital Iván Portuondo, del municipio de San Antonio de los Baños, que a fuerza de interés y voluntad han incursionado en este tipo de cirugía.
“Es actual y futurista; se aboga por sustituir la convencional por esta”, asevera el ginecólogo Ernesto Pérez, jefe del salón de Cirugía de Mínimo Acceso, del referido centro asistencial.
PREPARACIÓN PARA EL EJERCICIO PROFESIONAL
Desde el 13 de febrero del 2012 se inauguró el servicio en el Iván Portuondo, por el Grupo Nacional de Cirugía de Mínimo Acceso.
Previamente habían tratado algunos casos de vesícula y de plastias tubarias (permeabilización de las trompas para que sea posible la fecundación). Ya en el 2009, diez profesionales de la institución pasaron un adiestramiento en el Centro Nacional de Cirugía de Mínimo Acceso; más tarde, empezaron a hacer gestiones para el equipamiento, tarea que no resultó para nada fácil.
Como ventajas de la aplicación de este proceder, el doctor Julio César Pérez, jefe del servicio de Cirugía General, del mencionado hospital, manifiesta que es más estético, menos invasivo y doloroso, se presentan menos complicaciones que con las técnicas tradicionales y el paciente se recupera más rápido, por lo que la vida social útil recomienza a los pocos días de operado. Además, es menos costoso, pues la estadía hospitalaria es muy corta.
Hasta el pasado 25 de agosto el Iván Portuondo acumulaba cerca de 1 400 operaciones con esta técnica; y este año ya superan las 200. Si tuviéramos el instrumental necesario, podríamos hacer cuatro electivas al día, en lugar de tres, apunta Ernesto.
Y es que a pesar del empeño, la buena voluntad y las gestiones emprendidas, la falta de recursos limita el accionar de estos especialistas. En este momento están paradas las operaciones, debido a problemas presentados con la climatización. “No debe ser utilizado un salón que no tenga la climatización adecuada, pues las altas temperaturas pueden propiciar la aparición de gérmenes. Esto ha provocado que tengamos una lista de espera de casi 40 pacientes por mínimo acceso”, agrega Julio César.
En sentido general, en el centro se practican varios tipos de operaciones mediante este método, entre estas, la extracción de la vesícula, el útero, el ovario y el apéndice.
Han seguido este camino ocho cirujanos, un anestesista, y tres licenciados en enfermería. “Las enfermeras desempeñan un papel primordial: pues es una esterilización con soluciones, y requiere todo el interés, para evitar complicaciones posteriores”, insiste el jefe del servicio de Cirugía General.
Tesón y la entrega han sido cualidades que han caracterizado el andar de los profesionales del centro hospitalario ariguanabense en esta área. Contar con los recursos necesarios para seguir adelante, contribuirá a continuar dando pasos de avance en este campo que ha revolucionado la Medicina.
Deja una respuesta