David Brooks J.Jaime Hernández
En la imagen John Kelly, Secretario de Interior y Luis Videgaray foto/cortesía DHS
Altos funcionarios del gobierno de México han iniciado un periplo en distintas capitales del mundo para hablar de su futura estrategia y de las “líneas rojas” que han decidido fijar ante Donald Trump, ante la inminente renegociación del Tratado de Libre Comercio (TLCAN).
Un proceso en el que, por cierto, los canadienses ya han adelantado que no piensan guardar las espaldas de los mexicanos a los que siempre han visto como los invitados no deseados o indignos de sentarse a una mesa de negociación “para dos”.
Es decir, entre Estados Unidos y Canadá.
Durante los encuentros con los representantes de distintos gobiernos, los funcionarios mexicanos han adelantado que la estrategia para negociar ante Trump será lo más parecido al esquema de la enchilada completa.
Pero en una versión mucho más extendida. Algo así como “The Whole Enchilada Plus”
En resumen, a la renegociación del Tratado de Libre Comercio, México buscará incorporar los temas de seguridad y migración. Ponerlo todo sobre la mesa para utilizar la seguridad fronteriza —principalmente la de Guatemala—, como un poderoso factor de negociación.
Y, al mismo tiempo, tratar de encontrar un terreno en común en el frente migratorio.
Según algunos funcionarios mexicanos, las “líneas rojas”, serán el tratamiento de Estados Unidos a los más de 6 millones de inmigrantes de origen mexicano que hoy viven en un ambiente de desconcierto y zozobra.
Es decir, convertir los derechos humanos de los mexicanos en EU en un capítulo irrenunciable.
Pero, además, dentro del capítulo de las “líneas rojas”, también se encuentran las remesas que envían los inmigrantes mexicanos y que se han convertido en la línea de flotación del gobierno de México y de millones de familias que se quedaron esperando el milagro de las reformas estructurales.
El tratar de convertir los temas de seguridad y migración, como palanca de negociación para evitar perder aún más terreno en el ámbito comercial, parece una buena estrategia.
Sin embargo, quizá ha llegado el momento de introducir a la negociación el postergado tema de la legalización de las drogas. Un tema que permitiría a México robustecer su capacidad negociadora ante Estados Unidos y combatir al mismo tiempo desde el frente legal y comercial el desafío de los carteles de la droga y, a la administración Trump, hacer frente a esa epidemia en el consumo de opiáceos y heroína en algunos estados de la costa este en la Unión Americana.
Cuando los Secretarios de Estado y de Seguridad Interna, Rex Tillerson y John Kelly visiten México, ambos participarán en una suerte de primer tanteo con sus contrapartes mexicanas.
De hecho, el Secretario de Relaciones Exteriores de México ya ha comenzado a definir los temas que estarán en la mesa de negociación. Según la oficina de John Kelly, durante su encuentro de ayer en Washington con Luis Videgaray, los temas discutidos fueron el desarrollo e interconexión en el frente económico, la seguridad fronteriza y el futuro manejo de los repatriados o deportados hacia México.
En este sentido, aunque desde México se ha insistido en que se redoblarán los mecanismos de defensa de los inmigrantes en Estados Unidos, también es cierto que desde la Secretaría de Relaciones Exteriores saben muy bien que no le quedará más remedio que cooperar con el proceso de repatriaciones de miles de sus ciudadanos durante la presidencia de Donald Trump.
De la misma forma que lo hicieron, por cierto, bajo la presidencia de Barack Obama que se convirtió en el “deportador en jefe” de más de 2 millones de indocumentados mexicanos.
Por tanto, cuando los funcionarios del gobierno mexicano aseguran que las “líneas rojas” de su negociación con Donald Trump serán los derechos humanos de sus connacionales en Estados Unidos, también es cierto que en esa batalla se incluirá la colaboración con el proceso de una repatriación ordenada.
En este sentido, podría decirse que más que “líneas rojas” que buscarán disuadir a Donald Trump en los distintos frentes de negociación, al gobierno de México sólo le quedará el recurso de los “lineamientos de cooperación” con su vecino del norte.
Como por ejemplo, organizando comités de recepción como el que encabezó el presidente Peña Nieto esta misma semana en el aeropuerto de la Ciudad de México para que los paisanos humillados y criminalizados durante el proceso de expulsión desde EU, tengan un recibimiento de héroes en esa patria que los vio partir por falta de oportunidades o que los expulsó ante el avance de esa espiral de la violencia incontrolada en distintos puntos del país.
Fuente:http://www.jornada.unam.mx/ultimas/bloggero.info?bravo-norte-sur/entrada_2017-02-13
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