Expertos de tres universidades: Sussex (Reino Unido), Nacional Autónoma de México y Vrije de Ámsterdam (Países Bajos) analizaron la situación de mil 692 urbes, entre ellas Tokio, Nueva York, Beijing, Lagos, Moscú, Sao Paulo y Londres.
Según la indagación, los costos económicos totales del cambio climático para las ciudades de este siglo podrían ser 2,6 veces mayores al sopesar la influencia de las islas de calor.
Para la ciudad más pobre, las pérdidas llegarían al 10,9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a finales del siglo, en comparación con un promedio mundial del 5,6 por ciento, precisó el informe.
En el caso de las más pobladas, el reemplazo de las superficies naturales por el hormigón y el asfalto, el calor de los automóviles y el desprendido por otros múltiples artefactos modernos, podrían agregar para 2050 otros dos grados Celsius a las estimaciones del calentamiento global.
El alza de la temperatura perjudica la economía de diversas maneras: se usa más energía para enfriar, el aire está más contaminado, la calidad del agua disminuye y los trabajadores son menos productivos, ilustró el reporte.
De acuerdo con los cálculos, las grandes ciudades experimentarán un calentamiento adicional; por tanto, las acciones locales pueden ser un importante instrumento para reducir el riesgo climático y contribuir a los esfuerzos internacionales de mitigación.
‘Cualquier victoria duramente ganada sobre el cambio climático a escala mundial podría ser aniquilada por los efectos de las islas de calor urbano incontroladas’, aseguró el profesor de economía Richard Tol, de la Universidad de Sussex.
Aunque las ciudades cubren cerca del uno por ciento de la superficie de la Tierra, producen alrededor del 80 por ciento del PIB global, consumen aproximadamente el 78 por ciento de la energía total y en ellas reside más de la mitad de la población del orbe.
Al evaluar la correlación costo-beneficio para contrarrestar las islas térmicas urbanas, los investigadores apreciaron iniciativas como los pavimentos frescos diseñados para reflejar más luz solar y absorber menos calor, las cubiertas frías y verdes y el incremento de la vegetación.
Cambiar el 20 por ciento de los techos de una ciudad y la mitad de sus pavimentos a formas ‘frescas’ podría ahorrar hasta 12 veces lo que cuestan instalar y mantener y reducir las temperaturas del aire en aproximadamente 0,8 grados, señaló la estimación.
‘Está claro, opinó el profesor Tol, que hasta ahora hemos subestimado el impacto dramático que las políticas locales podrían hacer en la reducción del calentamiento urbano. Sin embargo, esto no tiene por qué ser un escenario.’
Incluso cuando los esfuerzos globales fracasan, ‘mostramos que las políticas locales aún pueden tener un impacto positivo, por lo que son al menos un seguro útil para los malos resultados climáticos en la escena internacional’, concluyó.
En opinión del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, las alteraciones extremas del clima constituyen un hecho innegable y representan una de las mayores amenazas actuales y futuras del planeta.
El funcionario exhortó a todos los gobiernos a mantener el compromiso con la implementación del Acuerdo de París, luego de que presidente Donald Trump decidiera el retiro de Estados Unidos de ese pacto global en materia climática.
Al intervenir en el reciente Foro Económico Internacional en San Petersburgo, Rusia, Guterres recalcó que el crecimiento demográfico, la rápida urbanización, la inseguridad alimentaria, la escasez de agua y, sobre todo, el cambio climático, están incrementando la fragilidad mundial.
rc/mjm
Fuente: http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=90642&SEO=islas-de-calor-urbano-una-costosa-amenaza
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