Un misionero cubano al frente de un Centro de Alta Tecnología habla de las huellas que está dejando en él y en otros muchos la historia de una revolución que resiste a pesar de estar sufriendo los efectos de la Guerra No Convencional
Autor: Alina Perera Robbio, especial para Granma | internet@granma.cu
30 de junio de 2017 20:06:34
El médico Rogelio está al frente del Centro de Alta Tecnología en Venezuela. Foto de la autora
Miranda, Venezuela.–Había un calor sofocante en el Centro de Alta Tecnología (CAT) Manguito Siete, en el municipio Paz Castillo ubicado en la parte oeste del Estado. Pero también había mucha paz. En ese lugar diseñado por la Revolución Bolivariana para realizar pruebas importantes a pacientes que necesiten pronto diagnóstico, Rogelio Enrique Suárez González, Médico General Integral de 50 años de edad, nos dio la bienvenida junto a sus colegas.
Rogelio, de la provincia de Camagüey, está al frente de ese colectivo cuyo valor, si se habla de conocimientos, resulta inestimable. Él tiene muchos recuerdos y reflexiones que compartir si de misiones internacionalistas se trata: esta es su segunda experiencia en Venezuela, y entre el 2006 y el 2008 trabajó en Honduras, en una clínica de la Misión Milagro, la primera inaugurada por Cuba en el país centroamericano.
De tal experiencia impactaron al camagüeyano el difícil acceso de los pobladores al sistema de Salud, niños víctimas de la pobreza extrema, sin poder asistir a las escuelas. «Entonces -comentó Rogelio Enrique- uno piensa mucho en todo cuanto ha hecho la Revolución nuestra por la salud y la educación. Es algo que nos compromete más en el deber de preservar las cosas hermosas que tenemos».
El paso por Honduras también resultó para el médico una experiencia maravillosa: muchas personas que tenían catarata cuya visión era nula o pésima, recuperaron la luz en la mirada. Aquel milagro resultó gratuito para quienes lo vivieron.
Los beneficiados llegaron a ser hasta 70 por día. En dos años fueron intervenidos más de 5 000 pacientes. Rogelio contó que muchas de las personas que volvieron a ver los paisajes del mundo todavía se comunican con sus médicos.
-Ahora usted está viviendo su segunda experiencia en Venezuela, ¿qué significado tiene esta etapa?
-Hemos llegado aquí en un momento muy importante, intenso. La Revolución Bolivariana se mantiene, vive numerosos cambios después de la desaparición física del Comandante Hugo Chávez. Nos ha tocado mantener lo que él y el Comandante en Jefe Fidel crearon a través del Convenio Cuba-Venezuela en el ámbito de la Salud.
«Los centros desde los cuales trabajamos están ubicados donde la población más los necesita. Estamos llamados a ayudar, de conjunto con los venezolanos, a los habitantes para que recuperen su salud. Debemos atender a los niños, a los más vulnerables, dar seguimiento a los embarazos. Así, con el paso del tiempo, se fortalece la solidaridad, y se acrecienta la gratitud de todas las personas atendidas».
-¿Ha laborado todo el tiempo en un CAT?
-Empecé por un consultorio, como médico. Fue una etapa magnífica porque estaba en contacto directo con los pacientes, día tras día. Aquello era como volver a las raíces, a la hermosa función de médico de la familia. Era muy bueno sentir el agradecimiento de los pacientes que eran examinados al detalle. Atendíamos a personas necesitadas incluso fuera de los horarios laborales.
«En Cuba, durante la mayor parte de mi vida profesional, yo había estado al frente de policlínicos. Alguien que me conoce me vio aquí enfrascado en el consultorio y propuso que viniera a dirigir el CAT, y en esa tarea estoy hace ya más de 30 meses».
-¿De su temporada en el consultorio médico hay alguna historia que recuerde de modo particular?
-No olvido un paciente nefrótico al que diagnosticamos como tal y comenzamos a darle seguimiento. Le ayudamos en todo lo posible, pero él necesitaba una atención más especializada en otras instituciones de salud del país. En ese punto empezó a complicarse, pero afortunadamente está vivo. Desde hace dos años está haciéndose las hemodiálisis. Está extremadamente agradecido con nosotros y con la Revolución Cubana. De no haberle realizado el diagnóstico a tiempo no hubiera sobrevivido. A esa misma persona le devolvimos la visión.
-Usted ha cultivado muchas amistades aquí, ¿o no?
-Muchos agradecen constantemente. Cada vez que necesitamos ayuda ellos nos tienden la mano, lo mismo en la vida cotidiana que en el trabajo. Esa es la solidaridad que inspira la medicina cubana, la cual no tiene fronteras ni hace distingos entre seres humanos.
-Cada misionero nuestro en tierra de Bolívar es grande…
-Definitivamente. Al final, cuando estás en cualquiera de las estructuras de Salud que tiene Venezuela, el trabajo es en equipo; todos conformamos un engranaje, y para que funcione perfecto tenemos que dar lo máximo de cada uno en el pedacito que nos toca para que el paciente, cuando salga por la puerta, lo haga satisfecho por la respuesta, por el servicio que brindamos.
-Honduras dejó huellas en usted. ¿Cuáles estará dejando Venezuela?
-En primer lugar un compromiso mayor con Cuba y con las ideas de Fidel, lo cual se traduce en compromiso con mantener todas las conquistas de nuestra Revolución, incluida la Salud Pública. No es tarea fácil porque vendrán desafíos cada vez mayores para la Revolución nuestra.
«Lo otro que nos marca es que hemos ayudado a formar nuevas generaciones de revolucionarios. En todos los lugares por donde hemos pasado hemos impartido docencia, lo cual ha hecho crecer a muchos, incluidos nosotros. Por donde pasamos tenemos que ir dejando personas que continúen la labor iniciada».
-¿Cómo asume la hora actual de violencia inducida y de permanentes definiciones que vive el hermano país?
-Estoy aquí desde noviembre del 2014. El país ha ido cambiando por día. Sufre una guerra de desgaste. Los cubanos conocemos bien situaciones así. Quizá muchos no las hemos vivido tan duramente en carne propia, pero las vivieron nuestros padres, y eso nos queda de experiencia.
«Vemos de primera mano lo que es capaz de hacer el imperialismo con su arsenal de métodos; y nos preparamos mejor, porque esta Guerra No Convencional es el escenario que hemos sufrido en Cuba en los últimos tiempos, solo que no a los extremos aquí vistos. Esta guerra nos prepara para el futuro».
-Tienen razón los colaboradores cubanos cuando dicen que Venezuela es una gran escuela.
-Lo es porque la generación de nuestros padres tuvo los inicios de la Revolución, Playa Girón, la campaña de alfabetizar.
Para nosotros que estamos aquí, ahora, esta es la trinchera, la que nos ha tocado. Estamos llamados a preservar no solo la Revolución Cubana sino también la Latinoamericana, porque Venezuela define, es una guía que no se puede perder.
Esa es la tarea que nos tocó a nosotros y es tan importante como aquellas otras.
-Sin temor…
-De ningún tipo. Además, con miedo no se puede trabajar ni crear. Hay que cuidarse y tener sentido del peligro, pero eso es hablar de otra cosa, no de miedos.
«Tenemos el compromiso, todos, de seguir laborando y de dar lo mejor para que se mantengan los logros de Barrio Adentro. Esa humana misión, a pesar de las dificultades que puedan existir, constituye un logro indiscutible de la Revolución Bolivariana, por eso se hace un gran esfuerzo para que siga avanzando.
«Nuestra Misión Médica no le fallará a la Revolución Cubana, ni a la bolivariana, ni a los presidentes Raúl y Nicolás Maduro. Porque todo eso también significa defender las ideas de Fidel y de Chávez».
Fuente: http://www.granma.cu/mundo/2017-06-30/venezuela-define-30-06-2017-20-06-34
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