Una mano invisible se las arregla para exponer en una de las salas del Museo de Historia y Cultura Afroamericanas de Washington una soga que recuerda los linchamientos a los negros.

En un colegio tejano, la maestra, al repartir los premios de fin de curso, expide, a Lizeth Villanueva, una chica de origen mexicano, un certificado como la “mejor candidata a convertirse en terrorista”.

A las puertas de un centro escolar que reúne en Minnesota a la mayoría de los refugiados somalíes de ese estado, alguien pinta un grafiti que rezaba “Vuelvan a África”, para apoyar el lema presidencial de hacer a (Norte) América grande de nuevo.