Por Raysa Lucia Ricardo Guibert
Hoy, hace 64 años, Cuba se estremeció profundamente.
A pesar de las difamaciones y malas vibras, seguiremos adelante, por el camino de la igualdad social, en un país, donde lo más importante es el ser humano, como tal; aunque muchos se empeñen en negarlo y distorsionarlo.
La ingratitud es el cáncer moral que corroe las almas y anida en los pobres de espíritu, egoístas y desleales. El antídoto, esta frase de nuestro Martí: El egoísmo es la mancha del mundo y el desinterés, su sol.
Aun con desaciertos y errores, pero con mucho empeño en ser mejores seres humanos, estoy orgullosa de ser cubana, contemporánea de ese grande entre los grandes, de todos los que lucharon, los que hoy continúan, reconocen y cuidan su legado: amar y defender la soberanía nacional.
¡Gloria eterna a los caídos en esta fecha inolvidable para la patria! ¡Salud a los sobrevivientes de tan noble gesta! ¡Viva Cuba libre y soberana!
Tomado del muro de Facebook de la autora.